6Un estereotipo común acerca de la santidad juvenil es considerar al supuesto santo como un joven tímido, algo apocado, apartado de sus compañeros. Como quien dice, incapaz de matar una mosca.

Don Bosco narra varias anécdotas en que la figura del joven sabio es todo menos un retraído social. Basta saber quiénes integraban el círculo de sus mejores amigos: Miguel Rua, Juan Cagliero, Juan Bautista Francesia, Juan Bonetti, Celestino Durando y Francisco Cerruti. Estos eran mayores que Domingo y llegarían a ser las grandes columnas de la futura congregación salesiana, algo así como la flor y nata de los inicios de la historia salesiana.

 

En la biografía de Domingo Savio hay anécdotas que lo retratan como alguien tan arriesgado que era capaz de exponer su vida por reconciliar jóvenes violentos. Fue el caso de dos jóvenes del Oratorio que se odiaban tanto que habían decidido pelear a pedradas. Domingo intentó disuadirlos, pero sin resultado. Entonces les lanza un reto: los acompañará hasta el lugar de la pelea y allí les expondrá su condición. Al principio desconfían, pero el prestigio de Domingo se impone. Ya listos, con las piedras en las manos y la furia en el corazón, Domingo, alzando un crucifijo, se interpone primero frente a uno y luego ante el otro y los provoca a que descarguen sobre él su rabia. La actitud valiente y arriesgada de Domingo los desarma y terminan reconciliados. ¿Qué muchacho tiene tanta audacia para evitar una peligrosa pelea?

2El papa Francisco nos lo está recordando hasta la saciedad: hay que salir; una iglesia encerrada se enferma; vayan a la periferia. Ir a las periferias existenciales donde están los alejados, los afectados, los marginados.

Esto no es nuevo. Jesús mandó a sus discípulos: Vayan por todo el mundo. Es la dinámica del evangelio. El cristiano genuino es un inquieto que vive pendiente de la salvación de los demás. El cristianismo es lo opuesto al narcisismo. Nada de pasar la vida sacándole lustre a la propia santidad.

Domingo Savio descubre esta dimensión cristiana en el letrero bíblico colgado en la pared del cuarto de Don Bosco: Da mihi ánimas, cetera tolle (Dame almas, llévate lo demás). Sigue siendo el lema inspirador de la familia salesiana.

A Domingo, preocupado por ser santo, Don Bosco lo envía a trabajar para “ganar almas”, como se decía en el lenguaje del tiempo. Y Domingo lo tomó en serio. 

8A quienes están familiarizados con las obras salesianas les resulta normal verlas llenas de jóvenes, ya sean colegios, parroquias u oratorios. Sobre todo, lo que ahora conocemos como grupos juveniles.

Los grupos juveniles son asociaciones de jóvenes, ellos y ellas, que se reúnen espontáneamente para ejercitarse en el liderazgo, la vida cristiana y la proyección social. Son grupos dirigidos por ellos mismos, bajo la mirada estimuladora de un salesiano. Su característica más llamativa es el clima de alegría explosiva y vitalidad efervescente.

Pues ese aspecto algo pintoresco de la pastoral juvenil salesiana empezó con Domingo Savio, aunque usted no lo crea. Corría el año 1854. El papa Pío IX estaba por definir el dogma de la Concepción Inmaculada de María. Ese evento despertó en el pueblo cristiano un intenso fervor hacia la Madre de Dios.

A Domingo le faltan pocos meses para morir. Él intuye que su final se acerca, dada su precaria salud. Sus amigos recordarán su insistente inquietud: Desearía hacer algo en honor de la Virgen; pero en seguida, ya que temo que me falte el tiempo.

Fue entonces que comenzó a invitar a sus mejores compañeros para formar una “compañía”, que llamaron de la Inmaculada Concepción.

 

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Es Jesús mismo quien hace esta pregunta a sus discípulos en un momento decisivo de su ministerio, a partir del cual comienza a anunciarles su pasión y muerte violenta. “Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino les hizo esta pregunta: ‘¿Quién dicen los hombres que soy yo?’ Ellos le dijeron: ‘Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que alguno de los profetas’. Y él les preguntó: ‘Y ustedes, quién dicen que soy yo?’ Pedro le contesta: ‘Tú eres el Cristo’”. 

La pregunta sobre la identidad de Jesús aparece ante todas las dimensiones del ministerio de Jesús: su palabra, sus acciones, sus milagros, su solidaridad con los pecadores, su pretensión de perdonar las ofensas hechas a Dios: el pecado.

Pero también aparece, de una forma extraordinaria, en los hombres y mujeres con quienes Jesús se encuentra personalmente. 

Raguirre04Don Bosco tiene una concepción
religiosa de la historia.

Desde su forma de ver, la historia humana y el corazón de cada persona son el lugar de la acción salvadora de Dios, en una dialéctica perenne entre el tiempo, entre la gracia y la debilidad, entre pecado y redención. 

El Dios de la Biblia, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, no es un Dios lejano que observa los eventos desde lo alto; es cercano, activo, implicado en las “asuntos” humanos; su Espíritu llena la tierra y la vivifica, la trabaja, la hace fructificar. 

Además, Don Bosco está convencido de que la sangre de nuestro Señor Jesucristo por la salvación de la humanidad no se ha derramado en vano. La gracia y el amor de Dios por el hombre, son más fuertes que cualquier forma de mal, de cualquier resistencia y oposición. Y el hombre - por frágil y pecador - no es abandonado a sí mismo. El Creador, en Jesús Salvador y Redentor, se extiende hacia nosotros, no tanto para salvarnos, sino para santificarnos, para transfigurarnos, para unirnos a él en el amor. 

Por esto Don Bosco tiene una confianza incondicional en Dios y en el poder de su gracia: en aquel Dios que se da totalmente, que ofrece a su Hijo unigénito hasta al sacrificio de la cruz para que nadie se pierda, para que todos puedan vivir como hijos suyos. 

llamados-a-la-sntidad-r-aguirre-3¿A qué están llamados los laicos que tienen como referencia a Don Bosco?

Encarnar el amor que Dios “ha vertido en nuestros corazones” (Rm 5,5) significa acoger esa caridad de Cristo que nos abruma y nos impulsa a ser levadura evangélica en nuestro ambiente de vida, dándonos a los demás generosa y desinteresadamente. En otras palabras esto equivale a dirigirse de forma decidida hacia la santidad.

En esta ardua tarea no escondemos nuestros límites, nuestras fragilidades, las dificultades, los fracasos, pero es el mismo Jesús, el Resucitado, que nos anima:  “Yo estoy con ustedes todos los días“ o, como decía a Pablo, “Te basta mi gracia”, tanto como para hacerle exclamar:“cuando soy débil, entonces soy fuerte”. También las dificultades tienen sentido si como Pablo asegura, en Cristo “la tribulación produce paciencia, la paciencia, prueba y la prueba, esperanza”.

oratorianaSara Cristina Del Cid Reyes tiene 22 años de trabajar en el oratorio salesiano Campo Cielo en Comayagüela, Honduras. Un ambiente violentado por las maras y entristecido por la pobreza hace que el trabajo de Sara sea fundamental para los jóvenes de su comunidad. 

 

“Llegué motivada por el hecho de ver tanto niño sin hacer nada en la cuadra, en el barrio; además para acompañar a mis hijos que en ese entonces eran muy pequeños. Conformé el deportivo Halcón. Así entré como dirigente de equipo. Luego me fue gustando el ambiente y más que todo el poder ayudar a los jóvenes”, recuerda Sara. 

 

Actualmente ella es la coordinadora de la liga pre-juvenil de futbol y se encarga con mucha diligencia de los calendarios de actividades, tablas de posiciones y todo lo que necesite la liga.