Hno. Avelino Barrantes, SDB. QDDG. La congregación salesiana los llama coadjutores. Laicos que consagran su vida como religiosos y viven su identidad salesiana atendiendo un amplio abanico de tareas al servicio de la misión educativo pastoral de Don Bosco.

El Hermano Avelino fue uno de ellos. Nacido en 1938 en Costa Rica, llegó a la casa de Don Bosco a los quince años de edad. Se consagró como salesiano coadjutor a los veinte años.

Fue enviado a completar su formación técnica en electrotecnia por dos años en Turín, la patria chica de Don Bosco.

De regreso a Centro América puso su formación profesional al servicio de los estudiantes de las escuelas técnicas salesianas en El Salvador, Panamá y Costa Rica.

La bondad le transpiraba por toda su persona. Amable, cordial, humorista, trabajador tenaz, religioso sólido. Amigo de todo el mundo, su presencia agradable era una bendición en la comunidad salesiana.

Asumió con seriedad, sin alardes, su consagración religiosa. Discreto respecto a su vida personal, supo llevar su larga enfermedad sin manifestar quejas ni dolores. El papa Francisco lo incluiría sin dudar en el catálogo de los “santos de la puerta de al lado”.

Don Bosco le habría dado el aval del salesiano coadjutor que él soñó.

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