Jóvenes mártires de Poznan. Poznan, agosto 2017.-  El 1 de septiembre de 1939, Hitler invadió Polonia, comenzando la Segunda Guerra Mundial. La Casa Salesiana de Poznan, en la calle Wroniecka, fue ocupada y transformada en almacén para los soldados alemanes. Los jóvenes se reunían en los jardines y en los bosques cercanos.

Numerosas asociaciones secretas surgieron. En septiembre de 1940 Ceslao Jóżwiak, Edoardo Kaźmierski, Francesco Kęsy, Edoardo Klinik e Iarognievo Wojciechowski fueron arrestados bajo cargos de pertenencia a una organización ilegal. Fueron llevados a la temible Fortaleza VII en Poznan, donde fueron torturados e interrogados. Más tarde fueron trasladados a otras cárceles, donde no siempre tuvieron la suerte de estar juntos. Trasladados a Poznan fueron juzgados y acusados ​​de alta traición y condenados a muerte. Fueron martirizados en Dresde el 24 de agosto de 1942.

Vivían en cautiverio con espíritu de fe y espiritualidad salesiana. Rezaban continuamente el Santo Rosario, la novena a Don Bosco y a María Auxiliadora, oraban por la mañana y por la tarde. Trataban de ponerse en contacto con sus familias a través de mensajes que a menudo podían enviar secretamente. Fueron valientes, pedía una oración y oraban.

Cuando podían, animaban alegremente las fiestas litúrgicas en la celda donde estaban destinados. La fe de estos jovenes nunca fue indecisa. Fueron testigos creíbles hasta el final.

Estos cinco jóvenes fueron beatificados el 12 de junio de 1999 por San Juan Pablo II.

Edoardo Kaźmierski escribió que el tiempo de encarcelamiento, fue como un tiempo de ejercicios espirituales: “En Wronki he llegado a un acuerdo conmigo mismo. Allí lo conocí mejor y me di cuenta de que todavía me falta mucho para llegar a ser un buen hijo de Don Bosco, para agradar a Dios, para ser útil al prójimo y honrar a mi familia. Ahora, creo, cuando logre la libertad, Dios me ayudará, y podré cumplir las resoluciones que he tomado”.

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