solalegreTanto en temas religiosos como sociales, cuando se escudriña la situación actual, saltan casi automáticamente los aspectos conflictivos, las carencias penosas, la realidad imperfecta. Y queda en el aire una sensación de impotencia y culpabilidad, cuando no de desánimo.

En estos tiempos se machaca por todos lados la crisis de fe que está viviendo la sociedad. Crisis que se traduce en abandonos, escándalos, superficialidad, cansancio. Como si nos fuéramos sumergiendo en un letargo espiritual por no hablar de una muerte anunciada.
Este pesimismo larvado contrasta estrepitosamente con el optimismo del Evangelio, que es radicalmente buena noticia. Buena noticia que se traduce en amor, paz, luz, camino, comunidad, vida, verdad. Y cuyo mensaje medular es la experiencia de sentirnos amados por Dios.

fuegoHemos aprendido y experimentado que el pecado original existe y se traduce siempre y de nuevo en pecados personales que pueden incluso convertirse en estructuras de pecado.

Hemos visto que, en el campo del Señor hay cada vez más cizaña, hemos visto que en la red de Pedro hay también peces malos, hemos visto que la fragilidad humana está presente también en la Iglesia, que la nave de la Iglesia está navegando también con viento contrario, con tempestades que amenazan la nave y algunas veces hemos pensado: el Señor duerme y nos ha olvidado.

DSC 5325En nombre del Evangelio, Dios ha entrado en conversación con la humanidad. El nuevo paradigma de la misión, es el de la Visitación. En el encuentro entre personas, se dice uno al otro: “Amo tu vida, gracias por dármela a conocer.” Es un camino de fraternidad. Seremos evangelizadores en la medida de lo que vivimos de verdad.

La nueva evangelización es una urgencia que toca a todas las regiones del mundo. No se trata de comenzar desde cero, ni de inventar estrategias, como si el Evangelio fuera un producto a colocar en el mercado de las religiones. El contexto social cultural actual pide a la Iglesia algo nuevo.

rostroLa nueva evangelización, para que pueda transmitir la fe, debe ser algo más que la simple multiplicación de lo que hemos hecho hasta ahora. Los diferentes recorridos de la evangelización deben conciliar tres experiencias concretas y fundamentales.

En primer lugar, la experiencia de la paternidad de Dios. Un encuentro con Cristo y un recorrido de discipulado con él, y debe permitir la experiencia fundamental y originaria de Jesús: la filiación. Además, será oportuno que nos acordemos del kerigma inicial de Jesús: Dios está cerca, su paternidad está activa, el Reino de Dios está cercano. Los que, por la gracia del Espíritu Santo, llegan a esta experiencia encuentran para siempre el sentido de la vida y poseen la fuerza de realizar el proyecto que Dios ha previsto para ellos.

DSC08326 bLo más urgente es que cada uno de los bautizados nos tomemos en serio nuestra vocación cristiana y la vivamos a fondo, no como una carga, sino convencidos de que es un camino que nos conduce a la plena realización personal.

Ser discípulos de Jesús, llamados a vivir en comunidad, que testimonian sobre todo la calidad de su vida y su compromiso. Es también sumamente importante estar muy atentos a los signos de los tiempos, a través de los cuales el Espíritu nos interpela.

Abandonar la arrogancia de presentarnos como personas o instituciones que ya lo saben todo, que tienen respuestas para todo y que no necesitan aprender de nadie. Debemos aprender a ser humildes, a acercarnos respetuosamente a otras personas, dispuestos a dejarnos evangelizar por ellas. El diálogo es fundamental, y no como estrategia, sino como actitud básica

ssanta031Cuando está religiosidad popular brota de la fe en Jesucristo y está animada por un espíritu eclesial se convierte en verdadera piedad del pueblo de Dios, en un medio valioso y eficaz para transmitir el evangelio y reavivar la fe en los alejados.

Así entonces, para que la piedad popular en las circunstancias del tiempo presente pueda ser tenida como un verdadero medio para el anuncio, hay que considerarla, en primera medida, como objeto o escenario de la nueva evangelización, de modo que la fe que busca expresar llegue a ser madura y auténtica.

Esto se logra, en primer lugar, iluminando las prácticas de devoción para que sus intenciones coincidan, en significado y jerarquía, con las verdades de la fe y su consecuente exigencia moral.

presentacionEl llamado a emprender una nueva evangelización se está convirtiendo en la tarea, no una tarea más. 

La urgencia surge del desencanto con que mucha gente mira a la iglesia hoy; la perciben como una institución en decadencia, cansada, enredada en tareas poco estimulantes para nuestro tiempo.

Algunos hasta pronostican el ocaso de la iglesia. Es la percepción de quienes la ven como una institución social, sin la luz de la fe.

En la historia de la iglesia ha habido periodos de profunda decadencia. Es entonces cuando han surgido poderosos movimientos de renovación inspirados por el Espíritu Santo. La iglesia es de Cristo, no una simple institución humana.

La creciente crisis que aflige a la iglesia hoy se superará con una vuelta vigorosa a Cristo y su evangelio. Un evangelio que hay que redescubrir en su frescura, alegría y provocación a las contradicciones del mundo.

100 2255La llamada a una nueva evangelización es cada vez más insistente y proviene de las altas esferas eclesiásticas. Se está volviendo la expresión de moda, con el consiguiente riesgo de que, de tanto usarla, pierda mordiente y quede reducida a una expresión trillada.

Moda aparte, se trata de revitalizar la fe como tarea pastoral central hoy. Nos estamos volviendo débiles. El problema no se centra en las masas que se alejan de la Iglesia. El problema somos nosotros los que nos quedamos dentro.

 

Como la historieta de la avestruz que hunde su cabeza en la arena para no ver el peligro que se le echa encima, nosotros corremos el riesgo de cerrar nuestros ojos a los drásticos cambios que están ocurriendo a nuestro alrededor. Y así seguimos cultivando la pastoral de siempre, de espaldas a los cambios sísmicos que se desarrollan en el mundo de hoy.

 

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Llorar por el pasado no sirve de nada. Administrar lo que va quedando no es una solución razonable. Pretender restaurar tiempos idos, según aquello de que “cualquiera tiempo pasado fue mejor”, es una ilusión inútil y desenfocada.

La primera conversión urgente de mente y corazón se dirige a comprender y acoger la hora presente. Amar el tiempo en que nos toca vivir, con todos los retos y desconciertos que trae. Descubrir los valores que aporta, aunque vengan en envolturas desagradables. Esto nos ayudará a configurar el futuro, y no solo esperar que se nos eche encima.

Tenemos un tesoro en nuestras manos: el Concilio Vaticano II. Ni desecharlo como traición a la iglesia, ni considerarlo como superado por los nuevos retos de hoy. Históricamente la recepción de un concilio ha sido un proceso largo, difícil y complejo, además de controvertido. Ni desilusiones ni impaciencias.


AR 8520__2012Evangelizar no es ante todo una cuestión de nuevos métodos, de comunicación social, de conocimientos sociológicos, psicológicos y pedagógicos.

 

En la biblia, evangelio es un mensaje de consolación, de esperanza y de alegría. Pero es también un mensaje contra corriente, pues pone de cabeza la visual normal y el curso normal de las cosas. 

 

Los ricos, los disfrutadores y los poderosos no son llamados bienaventurados, sino los pobres, los afligidos y los perseguidos. Es pura locura desde un punto de vista humano.

 

DSC 6050Nueva evangelización no significa un evangelio nuevo, de última moda, como tampoco un evangelio adaptado.

El evangelio no se puede limar, es siempre escandaloso.

La iglesia no puede reducirse a defenderse sí misma y a mantener el status quo. No puede hacer depender su mensaje de las modas que cambian rápido. 

Tampoco se trata de una campaña de reconquista de posiciones pasadas o de una revitalización de modelos históricamente superados.

Evangelizar es algo más que ensayar estrategias apostólicas nuevas o impulsar un marketing religioso.

IMG 3639Antes que un método pastoral o una reforma parcial, la evangelización es el anuncio convencido de Jesucristo como nuestra salvación. Anuncio comunicado de modo cautivador y entusiasta de tal modo que las personas se sientan tocadas en su corazón y en su vida.

 

El mensaje, más que una doctrina a aprender, está destinado a suscitar la fe, la esperanza y la caridad. Hablar de Dios, de su presencia en el mundo y en nuestra vida. Suscitar entusiasmo, pasión y alegría por Dios.