papapq4Cuántas dificultades hay en la vida de cada uno, en nuestra gente, nuestras comunidades. Por más grandes que parezcan, Dios nunca deja que nos hundamos. 

Ante el desaliento que podría haber en la vida, en quien trabaja en la evangelización o en aquellos que se esfuerzan por vivir la fe como padres y madres de familia, quisiera decirles con fuerza: Tengan siempre en el corazón esta certeza: Dios camina a su lado, en ningún momento los abandona. 

papapq5Me gustaría hacer un llamamiento a quienes tienen más recursos, a los poderes públicos y a todos los hombres de buena voluntad comprometidos en la justicia social: que no se cansen de trabajar por un mundo más justo y más solidario. 

Nadie puede permanecer indiferente ante las desigualdades que aún existen en el mundo. Que cada uno, según sus posibilidades y responsabilidades, ofrezca su contribución para poner fin a tantas injusticias sociales.

papapq6Cuando nuestro corazón es una tierra buena que recibe la Palabra de Dios, cuando «se suda la camiseta», tratando de vivir como cristianos, experimentamos algo grande: nunca estamos solos, formamos parte de una familia de hermanos que recorren el mismo camino: somos parte de la Iglesia. 

Te pregunto: ¿Quieren construir la iglesia? Nos convertimos en constructores de la Iglesia y protagonistas de la historia. 

papapq7Jesús nos pide que le sigamos toda la vida, que seamos sus discípulos, que «juguemos en su equipo». ¿Qué hace un jugador cuando se le llama para formar parte de un equipo? Tiene que entrenarse y entrenarse mucho. Así es nuestra vida de discípulos del Señor. 

Jesús nos ofrece algo más grande que la Copa del Mundo; Jesús nos ofrece la posibilidad de una vida fecunda y feliz, y también un futuro con él que no tendrá fin, allá en la vida eterna. Pero nos pide que paguemos la entrada.

papa8Jesús nos dice que las simientes que cayeron al borde del camino, o entre las piedras y en medio de espinas, no dieron fruto. Creo que con honestidad podemos hacernos la pregunta: ¿Qué clase de terreno somos, qué clase de terreno queremos ser? 

Quizás a veces somos como el camino: escuchamos al Señor, pero no cambia nada en nuestra vida, porque nos dejamos atontar por tantos reclamos superficiales que escuchamos. Yo les pregunto: ¿Yo soy un joven, una joven, atontado? 

papa9La responsabilidad social requiere un cierto tipo de paradigma cultural y, en consecuencia, de la política. Somos responsables de la formación de las nuevas generaciones, ayudarlas a ser capaces en la economía y la política, y firmes en los valores éticos. 

El futuro exige hoy la tarea de rehabilitar la política, que es una de las formas más altas de la caridad. 

papa10El resultado del trabajo pastoral no se basa en la riqueza de los recursos, sino en la creatividad del amor. Ciertamente es necesaria la tenacidad, el esfuerzo, el trabajo, la planificación, la organización, pero hay que saber ante todo que la fuerza de la Iglesia no reside en sí misma, sino que está escondida en las aguas profundas de Dios, en las que ella está llamada a echar las redes.

Dios quiere que seamos misioneros. Donde estamos. Donde Él nos pone: en nuestra Patria, o donde Él nos ponga. Ayudemos a los jóvenes a darse cuenta de que ser discípulos misioneros es una consecuencia de ser bautizados, es parte esencial del ser cristiano, y que el primer lugar donde se ha de evangelizar es la propia casa, el ambiente de estudio o de trabajo, la familia y los amigos.

Ayudemos a los jóvenes. Pongámosle la oreja para escuchar sus ilusiones. Necesitan ser escuchados.

Quienes no pudimos gozar de la bendición de participar en directo de las multitudinarias celebraciones de la Jornada Mundial de la Juventud en Río de Janeiro, nos tuvimos que conformar con seguir a través de los medios de comunicación esa increíble experiencia de fe juvenil. El Boletín Salesiano quiere ser el eco humilde de esa explosión contagiosa de fe celebrada a nivel mundial. Nos resulta imposible reflejar en su totalidad la magnitud de ese evento. Por eso se ha tomado la decisión de entresacar pasajes “fuertes” de los discursos del papa Francisco. A eso se añade algún que otro comentario sagaz de personajes que supieron interpretar el alcance profético de la presencia papal.

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Llegar al Oratorio Domingo Savio es como transportarme a un mundo nuevo. Allí encuentro personas que son como mis hermanos buenos. Paso toda la semana esperando ese día. Me siento en familia. Es una experiencia que estoy viviendo desde hace doce años.

Fernando Hernández, Guatemala

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Lo primero que me impactó  de los salesianos fue su forma  cercana  de tratarnos, Me sentí apreciada, acogida  y amada por ellos. Para todos tenían una sonrisa, una palabra amable. Es como cuando uno llega con una gran sed  y comienza a beber, a beber y siente una satisfacción enorme, a tal grado que te enamoras de la fuente, en este caso de la educación salesiana. Los salesianos me han formado con la pedagogía del amor. Con ellos descubrí mi vocación de educadora. 

 Paulina Coché Tzina, Guatemala

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Ser parte de una casa salesiana ha sido una de las mejores cosas que me han sucedido. La casa de Don Bosco es mi propia casa, donde he estudiado, reído y llorado,  donde he jugado y saltado al lado de mis compañeros que han sido como mis hermanos. Los salesianos me han forjado para ser  feliz. No los echaré de menos porque soy uno de ellos, ni a Don Bosco porque fui parte de su sueño.

Hércules Chamul Flores, El Salvador

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Los salesianos me han formado de manera íntegra, con una personalidad cristiana, me han enseñado a superarme como persona, a exigirme con más de lo que puedo dar, a comprender que querer es poder, me llevaron a descubrir la luz de la fe, a ser una persona solidaria, a valorarme como ser humano y ver a mis compañeros como hermanos. 

Monserrat González Laporte, Costa Rica

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Lo principal que he aprendido con la educación salesiana es que se vive en un ambiente de familia y unión con Dios. He pasado toda mi vida con mis compañeros y en el salesiano he aprendido a sentirlos como mis hermanos. La educación salesiana es diferente.

 

Josué Durán González, Costa Rica

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He aprendido que todos somos hijos de María Auxiliadora, que debemos preocuparnos por las demás personas y que la vida está llena de alegría y que, cuando tengamos presentes a Dios en nuestra vida, podemos mejorar nuestra calidad de vida.

 

Edwin Ariel Téllez Moreno, Nicaragua

 

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Todavía quedan por allí resabios de aquellos modelos educativos severos, rígidos, con cierto aliento militar. Todavía piensan algunos en que educar jóvenes es uniformarlos desde fuera a base de presión autoritaria. Todavía hay quien suspira por una educación en que se moldea la personalidad del joven, entendiendo por molde un diseño predeterminado en que el joven debe entrar “a puro tubo”.

 

Es increíble que Don Bosco, hace siglo y medio, intuyera un modelo educativo revolucionario que sigue sorprendiendo y desconcertando a muchos. “A los jóvenes hay que darles amplia libertad para saltar, correr, gritar”. Este slogan salesiano chocaría con la mentalidad de muchos que conciben la educación como un universo rígido, serio, “ordenado”.

Poner la alegría al centro de la educación sigue sonando a herejía pedagógica. Para Don Bosco la alegría era esencial en el arte de ayudar a un joven a crecer hacia la edad adulta.

 

TM4Don Bosco consideró la alegría como un elemento fundamental en su sistema educativo. Son numerosas las citas del Santo que certifican el valor que le daba a la alegría como camino de una vida positiva y, aún más, de desarrollo de la santidad.

 

La alegría era un elemento siempre presente en los ambientes educativos animados por Don Bosco. En ellos se vivía un clima de fiesta. Todo podía ser celebración.

Por eso, los recreos tenían que ser animados, había espacio para el teatro, la música, el canto coral, el deporte, las excursiones.

Las mismas celebraciones religiosas dejaban de ser tediosas para convertirse en fiestas juveniles. La piedad, lejos de seguir los modelos serios y estirados de la época, se transformó en camino hacia el amor de Dios.