ANS San Benito, abril 2015.-  El valor del sacrificio, la perseverancia, el compromiso misionero de los laicos, están en el centro de una reflexión del salesiano P. Giampiero de Nardi, misionero en Guatemala, en vista de la Pascua.

Sacrificio, esta palabra, que tanto afecta a nuestra sensibilidad, que normalmente se asocia con el dolor, la pérdida, o algo negativo. En realidad no lo es, pero a una condición. ¿Cuántas madres y padres despiertan por la noche para cuidar de los niños que lloran... y no les cuesta absolutamente, porque es su hijo... ¡lo aman! O lo que hace un enamorado... Un sacrificio hecho por amor no cuesta nada a los que lo hacen. El sacrificio de Jesús revela el rostro de Dios-Amor, que sacrifica lo más preciado, la vida de su amado hijo, ¡para decirnos lo mucho que nos ama! Mirando la cruz, por tanto, cada uno de nosotros puede encontrar la fuerza para enfrentar el miedo. (...) les cuento un testimonio.

Cuenta Candelaria, la encargada de la capilla en Vista Hermosa, que una vez este barrio era muy peligroso (de hecho, es todavía una de las zonas más problemáticas de la parroquia, con muchos asesinatos, y es el lugar donde hacemos el oratorio, para dar alternativas). Había bandas criminales que cada día generaban víctimas. Una vez un chico, huyendo de una emboscada, se refugió en la capilla justo cuando estaba en clases de catecismo y sus perseguidores no dudaron en disparar cinco veces a través de la puerta cerrada para matarlo - gracias a Dios fueron a parar todos ellos en el altar, rebotado en el techo sin golpear a nadie.

La gente empezó a irse, porque no querían vivir allí. La capilla estaba vacía. Solo Candelaria continuó yendo, primero con tres señoras, luego sola, porque todos temían ser asesinados o robados.

Pero ella siguió yendo y orando, leyendo el Libro de Esther, que el enemigo no lo hiciera ningún daño. Comenzó a visitar a las familias de la zona y para leer la Biblia con ellos. Ir sola por la calle era muy peligroso. Una vez fue detenida, probablemente para robarle. Ella citó la Biblia y preguntó a los hombres por qué actuaban de esa manera. El Señor tocó su corazón y la dejaron ir.

Ahora la comunidad de Vista Hermosa tiene ya cuarenta familias católicas que participan en la Eucaristía los Jueves. Su esfuerzo por evangelizar ha hecho el barrio mucho más habitable. Son las personas como Candelaria que realmente pueden tener el honor de llamarse "misioneros", y que, con su forma de vivir el cristianismo, hacen que el mundo sea mejor.

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