ilustracion suicida El suicidio y los comportamientos suicidas generalmente ocurren en personas que sufren una depresión. Al no hallar un apoyo cercano, se ven empujados a quitarse la vida con un arma de fuego guardada en casa, o con una sobredosis de medicamentos o drogas; hay casos en que se ahorcan o estrellan un vehículo a alta velocidad.



La no aceptación social o la presión por resultados académicos pueden ser factores que inclinen al suicidio. El adolescente está en un proceso de maduración hacia la independencia personal; este proceso puede ser vivido en conflicto con la autoridad paterna, lo que puede provocar soluciones extremas.

Una identidad sexual no aceptada en su entorno social puede ser también factor de aislamiento y depresión. El ser víctima de abuso sexual, emocional o físico son factores que inclinan a soluciones trágicas.

Problemas de salud mental como ansiedad, depresión, insomnio predisponen al suicidio. Igualmente crisis familiares como el divorcio de los padres, traslados de la familia, derrumbes económicos son caldo de cultivo para la toma de decisiones fatales.

Quien busca el suicidio puede ser que está intentando alejarse de una situación que le parece imposible de manejar.

Las personas que intentan suicidarse con frecuencia están tratando de alejarse de una situación de la vida que parece imposible de manejar. Se sienten avergonzados, culpables o una carga para los demás.

En los adultos mayores el suicidio tiene una tasa muy alta. Puede deberse a la muerte de un ser querido, la experiencia insoportable de la soledad, una enfermedad incurable o problemas financieros graves.

Las personas que intentan cometer suicidio con frecuencia creen erróneamente que les están haciendo un favor a sus amigos o parientes al irse de este mundo. O, al revés, el suicidio puede ser la expresión de un deseo mórbido de venganza, un anhelo por generar culpa o hacer sufrir a los demás.

El suicida generalmente no actúa por improvisación, sino que lo viene meditando. De forma indirecta va dejando señales de su intención fatídica, algo muy meditado. Es una forma cobarde de pedir ayuda. Es importante que quienes conviven con él estén atentos a los signos de alarma, a veces muy sutiles.

Conocer el perfil del suicida resulta útil para prevenir muchas muertes activando mecanismos de intervención médica, psicológica y social.

 

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Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
Edición 252 Julio Agosto 2021


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