Dunkanuk77 Está siendo muy profunda la excepcionalidad que estamos viviendo. Ni siquiera las crisis sociales, políticas y económicas de las últimas décadas habían sembrado tanto temor en el mundo como lo ha hecho esta pandemia. 

Miedo, dolor e inseguridad; lágrimas, pérdidas y desesperanza han llenado el corazón de ricos y pobres, famosos y desconocidos, grandes y pequeños.

Está siendo sin duda una crisis mundial, la más grande en los últimos setenta años, y las decisiones que se tomen en los gobiernos influirán en todo el mundo durante mucho tiempo y no solo en la economía sino también en la política, la cultura y la visión del ser humano.

Una realidad mundial que nos interpela
Se han visto tantísimos gestos de generosa entrega y sacrificio. Entre otros, la heroica labor de los empleados de salud que han trabajado hasta la extenuación, las personas que han garantizado los servicios esenciales necesarios para la convivencia civil; las personas que han cuidado del orden social y algunos políticos, no todos, que con honestidad han asumido su responsabilidad, con visión de largo alcance, dejando de lado las rivalidades partidistas.

También se han dado situaciones vergonzosas y egoístas, no queriendo compartir materiales sanitarios ni equipos médicos, o no viendo que una crisis económica global necesitará de una respuesta global.

Al final del año 2020 han sido 80 millones de personas quienes se han infectado y 1,800,000 fallecidos. Además, el COVID-19 ha dejado ver la peor cara de sí mismo, a saber: el aislamiento, el morir en la más absoluta soledad, los corazones desagarrados de los familiares.

Hay otras muchas pandemias que no hacen tanto ruido porque son lejanas: focos de guerra, comercio de armas. secuestros, extorsiones, crimen organizado, trata de seres humanos, esclavitud y explotación sexual, estupros de guerra, etc.

Son muchos los jóvenes que, por constricción o falta de alternativas, viven perpetrando delitos y violencias: niños soldados, bandas armadas y criminales, tráfico de droga, terrorismo, etc.

¿Qué significará la «nueva normalidad»? ¿Habrá una alocada carrera para recuperar «el tiempo perdido», la economía perdida? ¿Habrá sido solamente una mala pesadilla? o, por el contrario, ¿dejará algo positivo en muchas personas, en la organización de las sociedades? ¿La “nueva normalidad” traerá consigo algo realmente nuevo?, ¿cambiarán algunas realidades para bien?

 

Este artículo está en:

Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
Edición 250 Marzo Abril 2021

Recibir notificaciones de nuevos lanzamientos:

Suscribirse



Te recomendamos leer:


Compartir