No debemos dejarnos “definir” por la enfermedad, o por los problemas, porque no somos nosotros una enfermedad, no somos un problema. Cada uno de nosotros es un regalo, es un don, un don único aveces con sus límites, pero un don valioso y sagrado para Dios, para la comunidad cristiana y para la comunidad humana. Entonces, así como somos, enriquezcamos el conjunto y dejémonos enriquecer por el conjunto.
«Señor, ¡qué bien estamos aquí!» (Mt 17,4). Estas palabras, le dijo el apóstol Pedro a Jesús en el monte de la Transfiguración, y también las queremos hacer nuestras después de estos días intensos. Es hermoso lo que estamos experimentando con Jesús, lo que hemos vivido juntos y es hermoso cómo hemos rezado, y con tanta alegría de corazón. Y entonces nos podemos preguntar: ¿qué nos llevamos con nosotros volviendo a la vida cotidiana?
Ustedes, voluntarios, han trabajado durante meses, discretamente, sin ruido ni protagonismos, para que todos pudiéramos estar aquí cantando juntos: “Jesús vive y no nos deja solos: ya no dejaremos de amar”. No sólo eso, han sido un ejemplo de equipo trabajando juntos. Más que un trabajo, ha sido un servicio.
La fiesta del Movimiento Juvenil Salesiano, MJS, denominada en esta ocasión WYD Don Bosco 23 , fue uno de los momentos más esperados por los jóvenes salesianos durante la Jornada Mundial de la Juventud, JMJ.
La Fiesta MJS, es un espacio de entretenimiento y celebración, y también una oportunidad para dar visibilidad a la dimensión mundial del Movimiento Juvenil Salesiano. Esta gran celebración reunió a más de ocho mil miembros del MJS de todo el mundo en la casa salesiana de Estoril para una gran fiesta de familia.
La delegación de jóvenes salesianos de nuestra inspectoría que participaron en la JMJ Lisboa 2023 estuvo conformada por 188 integrantes de los 6 países, liderados por el P. Jean Paul Bethancorut.
La lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno (Santiago, 3,1)
Así titula el papa Francisco un documento extraordinario acerca del arte, o mejor la virtud que debe distinguir a todo seguidor de Jesús, por no decir a todo ser humano.