- Por P. Julio Navarro, SDB /
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La vida es como un viaje en un navío en medio del mar y, como toda travesía, está llena de tormentas: desafíos, incertidumbres y momentos en los que podemos sentirnos perdidos. Nuestra embarcación, sin embargo, tiene un ancla: la esperanza en Cristo. De hecho, desde los primeros tiempos, los cristianos representaron la virtud con la figura y símbolo del ancla.
- Por BSCAM /
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En el camino de la vida, todos enfrentamos momentos de incertidumbre, dudas y dificultades, es fácil sentirse a la deriva, como un barco sacudido por las olas de un mar agitado. Pero como cristianos, tenemos un ancla firme y segura: la esperanza en Cristo. Este ancla nos sostiene y nos da fuerza para avanzar, incluso cuando las aguas se tornan turbulentas.
- Por BSCAM /
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La esperanza no es solo un sentimiento bonito; es un regalo, una responsabilidad que nos impulsa a actuar y transformar nuestra realidad. San Pedro nos recuerda esto cuando dice: «Estén siempre dispuestos a dar respuesta a cualquiera que les pida razón de su esperanza». En este mensaje resuena el espíritu salesiano: dar razón con claridad y alegría.
- Por BSCAM /
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Don Egidio Viganò, VII sucesor de Don Bosco, reflexiona sobre la esperanza tomando de refrencia el sueño de los diez diamantes de Don Bosco. La narración de este extraordinario sueño que Don Bosco tuvo en 1881, nos da una perspectiva de la esperanza.
- Por BSCAM /
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Don Bosco fue un verdadero "gigante" de la esperanza, enseñando que el salesiano debe estar dispuesto a afrontar las dificultades por la gloria de Dios y la salvación de las almas. Su fortaleza se nutría de la esperanza en el cielo, confiando en que Dios recompensa incluso las pequeñas acciones hechas en su nombre. Esta convicción le permitió vivir con un profundo sentido de comunión fraterna y un entendimiento compartido del Paraíso.
- Por BSCAM /
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Los frutos más significativos para el espíritu salesiano de Don Bosco son la alegría, la paciencia y la sensibilidad educativa. Estos valores nos impulsan, tanto a nivel personal como en nuestra identidad como Familia Salesiana, a hacer brillar la esperanza que estamos llamados a compartir, como señaló don Egidio Viganò. Esta esperanza, especialmente, debemos transmitirla a los jóvenes, y de manera particular, a los más necesitados.
- Por BSCAM /
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El verdadero salesiano tiene en su corazón y mente la visión del Paraíso como la plenitud de los valores del Evangelio, lo que le genera una alegría constante que transmite a los demás. Esta visión está profundamente arraigada en el espíritu de Don Bosco, quien a menudo mencionaba el Paraíso en sus enseñanzas y en la vida cotidiana de las casas salesianas. Frases como "Pan, trabajo y paraíso" y "Un trocito de Paraíso lo arregla todo" reflejan esta constante presencia del Paraíso en la vida salesiana.