- Por Michele Molineris /
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Las historias de milagros y actos extraordinarios realizados por Don Bosco, un "cura que ha venido de lejos" se tejían en cada esquina de la ciudad de Roma. La anécdota de los dos compatriotas que planeaban su encuentro con Don Bosco, basándose en un curioso método de cálculo para asegurar su buena fortuna, revela la fascinación popular hacia este hombre excepcional y el impacto que sus acciones dejaban en quienes lo rodeaban.
- Por José Miguel Núñez, SDB /
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A diferencia de otras familias religiosas, en nuestros orígenes no hay grandes personajes intelectuales o de renombre científico o teológico. Don Bosco funda nuestra congregación con un grupo de sus muchachos de la primera hora. Eran chicos de la calle. Crecieron con él y junto a él descubrieron horizontes nuevos por los que valía la pena apostar la vida entera. Aquellos jóvenes decidieron quedarse con Don Bosco porque el pan prometido nunca se agotaba y era repartido a manos llenas a los pobres; el trabajo anunciado era la alegría de la entrega cotidiana y sin reservas; el paraíso, una esperanza cierta que hundía sus raíces en la misericordia y la ternura de Dios.
- Por P. Bruno Ferrero, SDB /
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Muchas personas necesitan aparentar ser diferentes, parecer más fuertes de lo que son. Querer ser lo que no son.
- Por Padre José Miguel Núñez, sdb /
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Sabemos bien que Don Bosco fue un soñador. Soñaba despierto... pero también soñaba... de verdad. Mucho se ha escrito sobre los sueños de Don Bosco tratando de encontrar una explicación razonable de un fenómeno que para muchos es un signo de la Providencia de Dios y para otros encuentra su lógica en fenómenos extrasensoriales. Hay quien afirmará que son sólo recursos educativos utilizados pedagógicamente por el santo y no pocos coincidirán con la opinión de la abuela de Juanito, quien al contar el sueño de los nueve años aseveró que “no hay que hacer caso de los sueños”.Pero ¿qué pensaba Don Bosco de sus sueños? En las Memorias Biográficas nos dejó su testimonio:
- Por Francesco Motto, sdb /
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En una carta-circular de Don Bosco de julio de 1885 escribía: “El buen libro entra incluso en las casas donde el sacerdote no puede entrar... A veces permanece polvoriento sobre una mesa o en una biblioteca. Nadie piensa en él. Pero llega la hora de la soledad, o de la tristeza, o del dolor, o del aburrimiento, o de la necesidad de recreo, o de la ansiedad del futuro, y este amigo fiel deja su polvo, abre sus páginas y ...”.
- Por Francesco Motto, sdb /
- 1499
Que entre los grandes benefactores de Don Bosco figuraran el emperador Francisco José y su familia es una sorprendente novedad.
- Por Domenico Agasso /
- 1595
Desde 1861 Don Rua y otros decidieron guardar memoria de todo lo que Don Bosco hacía y decía. Estaban convencidos de que Don Bosco era ciertamente un hombre “marcado por lo maravilloso”, pues “los grandes proyectos que manifestaba en torno al futuro les revelaban que había en él algo sobrenatural y nos hacían presagiar días más gloriosos para él y para el oratorio.