Las historias de milagros y actos extraordinarios realizados por Don Bosco, un "cura que ha venido de lejos" se tejían en cada esquina de la ciudad de Roma. La anécdota de los dos compatriotas que planeaban su encuentro con Don Bosco, basándose en un curioso método de cálculo para asegurar su buena fortuna, revela la fascinación popular hacia este hombre excepcional y el impacto que sus acciones dejaban en quienes lo rodeaban.
“En 1867, Don Francesia acompañó a Don Bosco en su viaje a Roma. Durante su estancia, Don Francesia enviaba noticias a Valdocco de vez en cuando. En febrero, después de algunos comentarios sobre su experiencia, compartió una anécdota curiosa.
"En el Oratorio de Valdocco, después del drama, es costumbre representar una comedia. Y aquí, en Roma, en el gran drama que representa Don Bosco, también tuvimos una pequeña comedia.
Hace unos días, dos de nuestros compatriotas estaban conversando cuando escucharon un diálogo interesante entre dos personas en la calle. Uno decía: 'Oye, ¿has oído hablar de ese cura que ha venido de lejos y hace cosas tan maravillosas?'
'Sí', respondió el otro, 'y está en San Pedro ad Vincula'.
'Deberíamos hacer nuestros cálculos. ¿Sabes cuándo viene? Primero, una cifra; segundo, el cura; tercero, mucha gente; cuarto, ¡es un santo! Y esta última sería infalible. Adiós, lo voy a consultar enseguida'.
Se separaron muy contentos, con la intención de ir a casa a hacer sus cuentas y atrapar la fortuna por los pelos.
Nuestros dos amigos, que habían escuchado este peculiar diálogo, se rieron y me contaron lo sucedido, que yo escribo como una distracción.
Mientras tanto, para alcanzar una buena suerte, asegúrense de que Don Bosco, al regresar, no tenga razones para enfadarse con nadie. Limpien sus almas. Sigan el ejemplo de los muchachos romanos que, antes de presentarse a Don Bosco, van a confesarse."