Un submarino nuclear ruso navega durante unos ejercicios de las fuerzas nucleares / Fotografía: Vatican News Durante la audiencia con el Papa Francisco, este 18 de febrero, a través del saludo del cardenal prefecto Leonardo Sandri, los participantes en la plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales, junto con ocho patriarcas y arzobispos mayores de esas Iglesias, repitieron las fuertes palabras a favor de la paz de Benedicto XV en 1917, ante "la amenaza de nuevos sufrimientos y conflictos en la ya probada Ucrania".

"¿Correrá Europa hacia el abismo, hacia un verdadero suicidio? ¿Se reducirá el mundo civilizado a un campo de muerte? Así, inspirados en la carta de Benedicto XV "a los jefes de los pueblos beligerantes" de agosto de 1917, en plena Primera Guerra Mundial, los participantes en la asamblea plenaria de la Congregación para las Iglesias Orientales, recibidos en audiencia en la mañana de este 18 de febrero por el Papa Francisco, hicieron un llamamiento a la paz en Ucrania, donde los vientos de guerra aún no se han calmado.

Con el corazón y la mente a "nuestros hermanos y hermanas en Ucrania"
Lo expresaron a través de las palabras del Cardenal Leonardo Sandri, Prefecto del Dicasterio Vaticano, que cerró su saludo al Papa en la audiencia con el llamamiento, recordando que la Congregación para las Iglesias Orientales nació el 1 de mayo de 1917 precisamente por decisión del Papa Benedicto XV.

Junto con los participantes en la conferencia por el 25 aniversario de la Instrucción "El Padre Incomprensible", para la aplicación de las prescripciones litúrgicas del Código de Cánones de las Iglesias Orientales, dirigieron "el pensamiento y el corazón" a "nuestros hermanos y hermanas de Ucrania".

Empezando por el arzobispo mayor de la Iglesia greco-católica, Sviatoslav Shevchuk, "que ha querido permanecer cerca de su pueblo en estos días, y abrazando a todos los hijos e hijas de ese país, greco-católicos y católicos latinos, ortodoxos y miembros de otras confesiones y religiones".

Con Benedicto XVI contra la "locura universal" de la guerra
Sus palabras son las del Papa Benedicto XV y sus sucesores hasta Francisco, contra la "locura universal" que amenaza con arrollar a Europa. "Ante la amenaza de nuevos sufrimientos y conflictos en la ya probada Ucrania", dijeron los patriarcas y arzobispos mayores de las Iglesias orientales católicas presentes, con los delegados de sus comisiones litúrgicas y los miembros de la Congregación, "elevamos una vez más el grito por la paz, y renovamos un caluroso llamamiento a quienes tienen en sus manos el destino de las naciones". Lo hacen, explicó el cardenal Sandri, "movidos por un deber de conciencia y escuchando el grito de la humanidad: 'Nunca más la guerra'".

"Nada se pierde con la paz, todo con la guerra"
"Reflexionen - son las palabras de Benedicto XVI retomadas en el llamamiento-sobre su gravísima responsabilidad ante Dios y ante los hombres; de sus resoluciones dependen la paz y la alegría de innumerables familias, la vida de miles de jóvenes, la misma felicidad de los pueblos, que ustedes tienen el deber absoluto de procurar".

Que el Señor, "que es el Rey de la justicia y de la paz -continúa el llamamiento-, los inspire a tomar decisiones sabias para la humanidad que los mira: recuerden que 'nada se pierde con la paz, todo se pierde con la guerra'". En el futuro, concluye el mensaje leído por el Cardenal ante el Papa, "puedan ser llamados bienaventurados, porque han construido la paz, y han transformado las lanzas y las armas de hoy en guadañas e instrumentos de prosperidad y bienestar para los pueblos".

Una conferencia al estilo de compartir y escuchar
Por último, el cardenal Sandri agradeció al Pontífice "por seguir siendo para nosotros y nuestras Iglesias católicas orientales, Padre y artífice de la paz y la reconciliación".

Antes, en su saludo, recordó que en la preparación de la conferencia, que comenzó precisamente ayer en el Agostinianum hasta el 22 de febrero, los trabajos de los miembros de la Congregación con los delegados de las comisiones litúrgicas de las Iglesias orientales católicas comenzaron el miércoles 16, con la esperanza de que "el estilo de compartir y escuchar caracterice no sólo estas jornadas romanas, sino la vida cotidiana de nuestra Iglesia".

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