ANS Image. Roma, junio 2011.-  El trabajo por la infancia abandonada es una herencia común para todos los miembros de la Familia Salesiana. La experiencia de las Hijas de María Auxiliadora y la colaboración de las Procuras Misioneras respaldan al trabajo de los Salesianos por los niños y los jóvenes de África.

En muchos países Africanos por decenios las comunidades de los pueblos garantizaban la ayuda y protección de la infancia, sobre todo en la áreas rurales, donde los menores, en caso de ausencia de los padres, venían confiados a los miembros ancianos o a los parientes más próximos. La situación actual, que ve emerger problemas de urbanización incontrolada, sanguinarias guerras civiles y la enfermedad del AIDS, expone a los niños y jóvenes a realidades cada vez más difíciles. Cada día miles de niños sufren la violencia, la explotación y los abusos. El fenómeno de los muchachos de la calle se convierte en la situación más visible de la violación de los derechos de la infancia del continente.

Para ellos trabajan incansablemente los salesianos y las Hijas de María Auxiliadora (FMA). En Uganda, en Kampala-Namugongo, gracias a la ayuda de la Procura Missioni Don Bosco de Turín, desde el año 2007 los salesianos tienen a su cargo un centro que acoge 150 niños y niñas de la calle. El objetivo de este proyecto es la promoción social de estos jóvenes  marginados, ofreciéndoles alimento, vestido, acceso a la salud y la instrucción, siempre unida a la educación a los valores y la alegría salesiana, que permiten superar los traumas vividos y el crecimiento integral.

En África la Procura de Turín ha impulsado varios proyectos de ayuda a la infancia abandonada también con las Hijas de María Auxiliadora. Entre estos las obras de Kasama, en Zambia; y de Namaacha, en Mozambique.

ANS Image En la obra de Kasama las FMA acogen desde hace mucho tiempo muchachas víctimas de abusos sexuales, huérfanas o muchachas pobres, pero la estructura era insuficiente. Recogidos los fondos necesarios se procedió a la adquisición y reestructuración de un edificio adyacente a la estructura de las hermanas, que se convirtió en una casa segura para las muchachas. Aquí las hermanas ayudan a las muchachas en la educación y en el desarrollo de la libre personalidad y sensibilidad, les ayudan a convertirse en responsables de sí mismas y liberarse de los arquetipos culturales dominantes.

En Namaacha, en cambio, dada la escasez de las escuelas en el lugar y la dificultad para que las jóvenes puedan asistir, las FMA decidieron reestructurar un viejo edificio, colocado en un área poco salubre. Los trabajos de reestructuración, costaron en su totalidad 65.000 €, tuvieron que hacer de nuevo el techo, el reforzamiento de paredes, la reestructuración de las bases, la construcción de un nuevo pozo, el saneamiento de las aguas estancadas, una nueva canalización del agua y varios retoques a las paredes externas. Gracias a estos trabajos actualmente más de 30 muchachas entre los 11 y los 18 años tienen un lugar seguro en el cual vivir y la posibilidad de ir a la escuela. Fue cambiada totalmente, además superar la difusión de  enfermedades infecciosas, como la malaria, y desaparecieron las enfermedades pulmonares, con beneficio para toda la comunidad.

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