El acompañamiento se basa en la presencia del educador entre los jóvenes .::. Foto:C. GaitánEl hombre es parte de una red de relaciones, no opcionales o secundarias, entre ellas la que tiene con las otras personas, que es inmediatamente evidente y ocupa un puesto privilegiado.

Lo primero que la persona percibe no es el yo con sus potencialidades, sino la interdependencia con los otros que requieren ser aceptados en su realidad objetiva y reconocidos en su dignidad.

En esta óptica la responsabilidad aparece como capacidad de percibir signos que proceden de los otros y darles respuestas. Se trata de una llamada ética porque lleva consigo exigencias de responsabilidad y de compromiso. El hombre se despierta a la existencia personal cuando los otros dejan de ser vistos sólo como medios de los que servirse.

tmexalumvenancioA Don Bosco lo conocí cuando ingresé al Colegio Salesiano Don Bosco. Tenía 8 años y me quedaba fascinado viendo las diapositivas de la CCS sobre su vida, la cual admiraba mucho. También admiraba el testimonio de sencillez, amabilidad, amistad y fiel cumplimiento de los deberes de los salesianos de esa época. Quería ser como ellos.


Al final de mis estudios en el colegio y después de un buen tiempo de discernimiento sobre ser laico o no, opté por estudiar medicina (que me gusta muchísimo) e ingresé a la Asociación de Exalumnos.

Allí comenzó mi trabajo activo para ayudar a otros exalumnos a hacer fructificar la educación recibida. En el año 2000 fui invitado a trabajar por los jóvenes en los “Talleres de Varones” de Parroquia La Divina Providencia (actualmente “Centro de Formación Profesional Bartolomé Ambrosio”, a cargo de los Exalumnos).

La vida se despliega como don, llamada y proyecto .::. Foto: O. BennethLa tendencia asociativa, la vida de grupo, la inspiración comunitaria fue una experiencia casi espontánea en la vida de Don Bosco. El asociacionismo juvenil es, por tanto, una exigencia indispensable en la propuesta educativa querida por Don Bosco.

Don Bosco estaba convencido de que un tanto por ciento elevado de los jóvenes que el Señor envía a nuestras casas tiene disposiciones favorables para seguir, si se les motiva y acompaña convenientemente, una vocación de compromiso especial.

Nuestros jóvenes, sobre todo los jóvenes animadores, tienen el derecho de recibir de nosotros un estímulo que los lleva a pensar en su vida y en su compromiso en clave vocacional; en su acompañamiento personal debemos proponer con claridad el interrogante vocacional y animar su respuesta generosa.

tmadmacarmenDescubrí a Don Bosco y a María Auxiliadora en los años 70’s y 80’s, cuando nacieron mis dos primeros hijos. Fue cuando le pedí a Dios que me diera la oportunidad  de inscribirlos en colegios salesianos  por la calidad que educación académica y espiritual de estos centros; ese deseo fue concedido también con mis otros dos hijos.


Fue mi oportunidad para ayudar en la Escuela de Padres del Instituto Salesiano San Miguel y en el oratorio del Instituto María Auxiliadora. Más tarde me integré como personal docente del colegio salesiano, estrechando más mis vínculos con la comunidad salesiana.

Mis hijos desde pequeños han pertenecido al movimiento juvenil salesiano. En 1977 fundamos el grupo EPAE, formado por padres de familia de alumnos salesianos. En el 2006 18 personas fundamos ADMA en Honduras, de la que soy presidenta desde hace cuatro años.

tmhncristinacaalCuando entré a la pequeña comunidad de las Hermanas de la Resurrección me llamó la atención el trabajo pastoral que hacían en las comunidades rurales, preparando a los niños misioneros, los jóvenes misioneros, la pastoral juvenil y los matrimonios jóvenes para salvar sus vidas para Dios. No solo se preocupaban de mostrarles la vida espiritual, sino también de ayudar a los hermanos a progresar en la vida diaria en cuanto a la agricultura, la pecuaria, y así salir de su pobreza.

Además pude apreciar la dedicación de las hermanas por servir a sus hermanos indígenas mediante la alegría según la vida y la acción de san Juan Bosco. Lo que les encantaba a los jóvenes en sus cursillos era el programa radial, los numerosos folletos, las vidas de santos, los abundantes cantos, dinámicas, teatros, etc que se utilizaban para reunir y sensibilizar a lo jóvenes y niños.

La vida cristiana es una relación personal de amistad .::. Foto: J. RivasEvangelización y vocación son dos elementos inseparables. Más aún, criterio de autenticidad de una buena evangelización es su capacidad de suscitar vocaciones, de madurar proyectos de vida evangélica, de implicar totalmente a la persona de los que son evangelizados, hasta hacerlos discípulos y apóstoles.

Un dato histórico de la vida de Jesús, confirmado por los cuatro evangelistas, es que, desde el comienzo de su actividad evangelizadora (cf. Mc 1,14-15), Jesús llamó a algunos a seguirlo (cf. Mc 1,16-20; Mt 4,18-19; Lc 5,10-11; Jn 1,35-39). Estos primeros discípulos suyos se convirtieron de ese modo en «compañeros todo el tiempo que el Señor Jesús convivió con nosotros, a partir del bautismo de Juan hasta el día en que nos fue llevado» (Hch 1,21-22).

presentacionLos salesianos de mayor edad recordamos con nostalgia aquellos viejos tiempos en que “éramos muchos”. Las casas de formación estaban llenas. Los candidatos acudían a tocar la puerta.

De repente comenzó la era del hielo. Los números se reducían sensiblemente. La alarma empezó a sonar. Los candidatos aparecían a cuentagotas. La opción vocacional era quebradiza y los entusiasmos iniciales se apagaban con facilidad. Un desaliento comenzó a cundir. ¿Éramos una especie en vías de extinción? ¿Qué estrategias había que diseñar para sobrevivir?