diacono¿Qué es un diácono? La pregunta venía de un muchacho del Centro Juvenil Salesiano del Teologado de Guatemala. Quería saber en qué etapa de mi formación me encontraba. Cuando le dije que pronto sería ordenado diácono, en su rostro se dibujó una enorme interrogación. Respiré hondo tratando de ponerle en palabras sencillas el ministerio diaconal.

El diácono es, junto con el sacerdote y el obispo, un servidor de la comunidad cristiana. Ayuda al sacerdote, no lo sustituye. Colabora con los laicos, no los hace a un lado. El diácono es un anunciador de la buena noticia de la salvación proclamada por Jesús.

RELIGIOSAYo estudiaba en un instituto público y cuando tenia 12 años entré al oratorio del Colegio María Auxiliadora de San Salvador. Allí entré a clubs para aprender un oficio.

En el oratorio conocí a las hermanas de quienes recibía catequesis y me encantó el ambiente y el ver cómo nos educaban y orientaban. Me gustó la idea de ser religiosa.

Cuando cumplí 18 años terminé el bachillerato comercial y las hermanas me contrataron como secretaria del colegio. Allí decidí entrar a la congregación.

Hijas de María Auxiliadora en HondurasGracias a Dios y la Virgen, servimos en Honduras desde el año 1910, hoy en ocho presencias con diversidad de obras en Tegucigalpa, San Pedro Sula y Santa Rosa de Copán, con distintas propuestas educativas y de promoción humana:

BSCAM En el Barrio Abajo de Comayagüela se levanta un edificio imponente, amarillo claro, de cuatro pisos, que se destaca entre las construcciones deterioradas del vecindario.

Dentro se mueve un enjambre de estudiantes, jóvenes y adultos, que ocupan aulas modernas, y traslucen una seriedad intensa en el estudio. En el sube y baja de escaleras y corredores se percibe un aire de seriedad, respeto y disciplina interiorizada.

Todos ellos tienen un dato en común: es talvez su única oportunidad de estudiar y así superar la barrera de la pobreza. Porque aquí pueden cursar desde la primaria acelerada hasta bachillerato en ciencias y letras o en administración de empresas.

presentacionUna celebración centenaria es  buena ocasión para echar una mirada hacia atrás, trazar la línea que nos conduce al presente y, a lo mejor, querer atisbar el porvenir.

Dice el proverbio que “también los elefantes nacen chiquitos”. Lo de elefante puede sonar desagradable por su connotación de pesado y torpe. En nuestro caso, la presencia salesiana en Nicaragua es todo lo contrario: dinámica y creativa.

Para quien tiene la fortuna de echar un vistazo a las obras actuales de la Familia Salesiana nicaraguense, la impresión que obtiene es de enorme riqueza y pujante vitalidad.

elenaPara traer a los Salesianos a Nicaragua, Dios se valió de dos buenas hermanas de Granada, de la distinguida familia Arellano, culta, piadosa y adinerada.
Se llamaban Ana Luz y Elena.

Doña Elena había nacido en 1836, cuando Centro América era todavía una república federal. Pero la federación se rompió poco después, en 1838, con lo que Nicaragua pasó a ser un país soberano e independiente. Con eso no vino la deseada paz, sino que comenzó otra serie de turbulencias, con mucho encarnizamiento y muchas crueldades. Y la consecuencia fue la venida de William Walker a enseñorearse de Nicaragua. Vencido este al fin, sus filibusteros abandonaron Granada, pero sólo después de haberla incendiado.

En este ambiente doloroso creció doña Elena. Cuando el incendio de Granada, ella tenía veinte años de edad.

Año 1926. El Padre Inspector me despachó a Nicaragua para abrir la casa de Masaya. Todo el personal: el clérigo J. Ángel Torres y el Hermano Antonio Portillo.

El señor arzobispo y el párroco de Masaya entregaron a los salesianos la hermosa Iglesia de San Sebastián casi terminada, con la condición de que, si la abandonaban por cualquier motivo durante diez años, perderían todo derecho.