El P. Ricardo Cámpoli Es el responsable de la preproducción, rodaje y postproducción, guión y dirección de la primera película para cine de la Argentina Salesiana “Zatti, Hermano Nuestro” En entrevista exclusiva para el Boletín Salesiano de Centroamérica el P. Ricardo Javier Cámpoli nos cuenta su experiencia realizando la película de san Artémides Zatti.

El P. Ricardo estudió un Técnico Superior en Comunicaciones Sociales en la Universidad Católica de Salta y la Licenciatura en Producción y Realización Audiovisual en la Universidad Abierta Interamericana en Rosario, Santa Fe. Es el responsable de la preproducción, rodaje y postproducción, guión y dirección de la primera película para cine de la Argentina Salesiana “Zatti, Hermano Nuestro” en conjunto con el equipo del Boletín Salesiano de ese país.

¿Cómo nació el proyecto Zatti?


Estaba en el segundo seminario de causas de beatificación y canonización para la familia salesiana organizado por la postulación general de la congregación en Roma y, en uno de los recesos, don Pierluigi Cameroni, postulador general de la congregación, sugirió que prestáramos atención porque estaba muy cerca la canonización de Artémides Zatti.

No sabíamos lo próximo que podía ser. Con Pedro Arambuena, de Argentina sur, surgió la idea de hacer un cortometraje de Zatti. Yo terminaba mis estudios de licenciatura en producción y realización audiovisual y quería probar lo estudiado, tratando de hacer un proyecto fílmico respetando los estándares cinematográficos.

¿Por qué elige un momento específico en la vida de Zatti para realizar la película?


Zatti murió en 1951 y tres años después, en 1954, sale su biografía escrita por Raúl Entraigas, su primer biógrafo. Es una biografía intensa, emotiva, marcada por lo redaccional. No hay datos históricos, científicos, pero es un libro que inspira mucho.

Comencé con varias ideas y llegué a una frase que me gustó mucho. Estaba dirigida en el momento que debe dejar el hospital y trasladarse a la quinta San Isidro, una escuela agrotécnica. Zatti esperó hasta el último momento un milagro del cielo para que la decisión fuera marcha atrás. Pero Dios le estaba pidiendo su abnegación, entrega, paciencia y donación total a lo que Dios disponía. Este milagro se realizó, dice el biógrafo. El milagro fue mucho mayor al aceptar la voluntad de Dios.

 

¿Cómo se sintió al acercarse tanto a la figura de Zatti? ¿Aprendió algo de él?

Cuando leo por primera vez la biografía descubro que muchas cualidades que yo pensé tener, no las tengo. Me empujó, como aguijón, a querer descubrir por qué me atraía algo que yo sabía que me costaba: esta entrega cotidiana, sin intermedios, sin vueltas, sin atajos, entrega completa y absoluta a quien lo necesitaba y a la vez la alegría frente a los dramas y conflictos que vivió.

Se le ve desde los veinte años acompañando al cura enfermo, consolando a las enfermeras cuando los albañiles comienzan a tirar escombros sobre el jardín que ellas con tanto cariño habían cultivado para los enfermos. Él las consuela cuando era él quien necesitaba consuelo, ya que había entregado cuarenta años de su vida en ese hospital.

Todo esto me moviliza muchísimo. Sobre todo, que no pierde la alegría, la confianza en Dios, la capacidad de vivir la caridad, y no le interesa detenerse a pensar o hablar mal de los demás.

Esa entrega, esa magnanimidad de corazón me atraía muchísimo. Me di cuenta que esto también era un mensaje para mí, con el que me identifiqué enseguida: no con algo que yo hubiera hecho sino con algo que podría llegar a hacer. Zatti terminó siendo un camino para mí.

Además, él es un religioso como yo. Me llevó a confrontar mi vida religiosa, darme cuenta de mis falencias, mis límites frente a él que fue un gigante de caridad.

 

¿Por qué se dice que es una película y no un corto?
La idea inicial era hacer veinte minutos, es decir un cortometraje. Nos extendimos y se puede considerar como un mediometraje. Todo lo que se hace es película, sea corto, medio o largo metraje.

 

Ahora que la película dio la vuelta al mundo salesiano ¿cuál cree que ha sido su mayor logro?

Estamos muy contentos, la película superó las cien mil visualizaciones. Si sumamos las cuatro versiones dobladas en inglés, francés, portugués e italiano estaríamos acercándonos a las 130 mil visualizaciones.

Sabíamos que era un buen momento por la cercanía a la canonización. Esta experiencia enseña que el cine es un arte de fuerte tinte comunitario, es un trabajo colaborativo, de fuerte sinergia e integración de fuerzas.

El director tiene su mérito pero, si hay alguien que tiene los créditos es el equipo, aun los que no aparecen. A nivel profesional me favoreció el hecho de saber que di un primer paso y lo di bien. Estoy satisfecho, contento y esperanzado en seguir trabajando en esto.

La película me deja la profunda sensación de que puede ayudar a dirigir la luz sobre la vida religiosa. Para nosotros como salesianos es fundamental volver a mirar lo propio de nuestro carisma. Zatti nos señala un poco el camino, nos entrega una herencia espiritual para sacerdotes y coadjutores: que la vida religiosa es vital y debemos continuar en ella viviendo en la iglesia y testimoniando lo que somos.

 

 

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