8A quienes están familiarizados con las obras salesianas les resulta normal verlas llenas de jóvenes, ya sean colegios, parroquias u oratorios. Sobre todo, lo que ahora conocemos como grupos juveniles.

Los grupos juveniles son asociaciones de jóvenes, ellos y ellas, que se reúnen espontáneamente para ejercitarse en el liderazgo, la vida cristiana y la proyección social. Son grupos dirigidos por ellos mismos, bajo la mirada estimuladora de un salesiano. Su característica más llamativa es el clima de alegría explosiva y vitalidad efervescente.

Pues ese aspecto algo pintoresco de la pastoral juvenil salesiana empezó con Domingo Savio, aunque usted no lo crea. Corría el año 1854. El papa Pío IX estaba por definir el dogma de la Concepción Inmaculada de María. Ese evento despertó en el pueblo cristiano un intenso fervor hacia la Madre de Dios.

A Domingo le faltan pocos meses para morir. Él intuye que su final se acerca, dada su precaria salud. Sus amigos recordarán su insistente inquietud: Desearía hacer algo en honor de la Virgen; pero en seguida, ya que temo que me falte el tiempo.

Fue entonces que comenzó a invitar a sus mejores compañeros para formar una “compañía”, que llamaron de la Inmaculada Concepción.

 

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Es Jesús mismo quien hace esta pregunta a sus discípulos en un momento decisivo de su ministerio, a partir del cual comienza a anunciarles su pasión y muerte violenta. “Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino les hizo esta pregunta: ‘¿Quién dicen los hombres que soy yo?’ Ellos le dijeron: ‘Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que alguno de los profetas’. Y él les preguntó: ‘Y ustedes, quién dicen que soy yo?’ Pedro le contesta: ‘Tú eres el Cristo’”. 

La pregunta sobre la identidad de Jesús aparece ante todas las dimensiones del ministerio de Jesús: su palabra, sus acciones, sus milagros, su solidaridad con los pecadores, su pretensión de perdonar las ofensas hechas a Dios: el pecado.

Pero también aparece, de una forma extraordinaria, en los hombres y mujeres con quienes Jesús se encuentra personalmente. 

Raguirre04Don Bosco tiene una concepción
religiosa de la historia.

Desde su forma de ver, la historia humana y el corazón de cada persona son el lugar de la acción salvadora de Dios, en una dialéctica perenne entre el tiempo, entre la gracia y la debilidad, entre pecado y redención. 

El Dios de la Biblia, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, no es un Dios lejano que observa los eventos desde lo alto; es cercano, activo, implicado en las “asuntos” humanos; su Espíritu llena la tierra y la vivifica, la trabaja, la hace fructificar. 

Además, Don Bosco está convencido de que la sangre de nuestro Señor Jesucristo por la salvación de la humanidad no se ha derramado en vano. La gracia y el amor de Dios por el hombre, son más fuertes que cualquier forma de mal, de cualquier resistencia y oposición. Y el hombre - por frágil y pecador - no es abandonado a sí mismo. El Creador, en Jesús Salvador y Redentor, se extiende hacia nosotros, no tanto para salvarnos, sino para santificarnos, para transfigurarnos, para unirnos a él en el amor. 

Por esto Don Bosco tiene una confianza incondicional en Dios y en el poder de su gracia: en aquel Dios que se da totalmente, que ofrece a su Hijo unigénito hasta al sacrificio de la cruz para que nadie se pierda, para que todos puedan vivir como hijos suyos. 

llamados-a-la-sntidad-r-aguirre-3¿A qué están llamados los laicos que tienen como referencia a Don Bosco?

Encarnar el amor que Dios “ha vertido en nuestros corazones” (Rm 5,5) significa acoger esa caridad de Cristo que nos abruma y nos impulsa a ser levadura evangélica en nuestro ambiente de vida, dándonos a los demás generosa y desinteresadamente. En otras palabras esto equivale a dirigirse de forma decidida hacia la santidad.

En esta ardua tarea no escondemos nuestros límites, nuestras fragilidades, las dificultades, los fracasos, pero es el mismo Jesús, el Resucitado, que nos anima:  “Yo estoy con ustedes todos los días“ o, como decía a Pablo, “Te basta mi gracia”, tanto como para hacerle exclamar:“cuando soy débil, entonces soy fuerte”. También las dificultades tienen sentido si como Pablo asegura, en Cristo “la tribulación produce paciencia, la paciencia, prueba y la prueba, esperanza”.

oratorianaSara Cristina Del Cid Reyes tiene 22 años de trabajar en el oratorio salesiano Campo Cielo en Comayagüela, Honduras. Un ambiente violentado por las maras y entristecido por la pobreza hace que el trabajo de Sara sea fundamental para los jóvenes de su comunidad. 

 

“Llegué motivada por el hecho de ver tanto niño sin hacer nada en la cuadra, en el barrio; además para acompañar a mis hijos que en ese entonces eran muy pequeños. Conformé el deportivo Halcón. Así entré como dirigente de equipo. Luego me fue gustando el ambiente y más que todo el poder ayudar a los jóvenes”, recuerda Sara. 

 

Actualmente ella es la coordinadora de la liga pre-juvenil de futbol y se encarga con mucha diligencia de los calendarios de actividades, tablas de posiciones y todo lo que necesite la liga. 

INVITO-A-VALDOCCO-05 rifugioEn la vida de Don Bosco entra un personaje extraordinario. Habitaba aquí, en este palacio, de espléndida fachada barroca. El pobre cura de I Becchi entró muchas veces en el elegante atrio del palacio y subió la solemne escalera a dos rampas, para llegar a los suntuosos ambientes del primer piso, donde la marquesa tenía el estudio y la sala de recibo.

Aquí vivía Julia Colbert, viuda de Carlos Tancredi Falletti di Barolo. Ambos eran sumamente ricos, incluso más que la familia real, y figuras de primer plano en la nobleza de Turín. Su salón era frecuentado por los más importantes personajes de su tiempo: nobles, políticos como el ministro Cavour, diplomáticos, altos funcionarios y artistas...

Siendo muy religiosos (recientemente se ha iniciado el proceso de beatificación de ambos) y con imposibilidad de tener hijos, decidieron destinar toda su riqueza en obras sociales y caritativas. Con esta finalidad fundaron una institución, la Opera Pia Barolo, hoy todavía existente, con sede en su antigua residencia.

DSC 4187-(2)Hemos entrado en el tercer año de preparación al bicentenario del nacimiento de san Juan Bosco (1815-2015).

El primer año estuvo dedicado a conocer mejor a Don Bosco como figura histórica: su tiempo, su ambiente, sus respuestas al entorno social, político y religioso en que se movía. Cada quien es hijo de su tiempo y circunstancias.

El segundo año nos ayudó a descubrir la actualidad de su propuesta educativa, el Sistema Preventivo, tan útil y aplicable hoy como en los días de Don Bosco.

El tercer año está destinado a profundizar en la espiritualidad de nuestro Padre. Es decir, la fuerza del Espíritu que lo impulsó a una opción vocacional fuera de lo común: entregar sus energías sacerdotales a los jóvenes desamparados de su tiempo.