Recuadro-1 Los salesianos somos conocidos como pastores de jóvenes. Es la herencia que nos dejó Don Bosco. No simples educadores, sino educadores pastores. Es decir, pretendemos ayudar a los jóvenes a crecer en Cristo hasta niveles de santidad. Al menos, esa es la intención.

 

Para ello, hay que empezar por creer en los jóvenes. Creerlos capaces de lo mejor. Creer que, no importa en qué condición llegan a la casa salesiana, allí podrán encontrar un ambiente estimulante que los reta a crecer sin límites.

 

Domingo Savio es la prueba de que Don Bosco no andaba descaminado. Claro que recibió a un niño muy bueno proveniente de una familia fuertemente cristiana. Se podría pensar que la tarea le resultó fácil a Don Bosco. Pero no. La llegada al Oratorio fue un vuelco en la vida de Domingo. A las primeras de cambio intuyó con claridad que la tarea que le esperaba era nada menos que “ser santo”. 

 

Domingo Savio no fue la excepción en la casa de Don Bosco. Jóvenes excelentes en discipulado cristiano abundaban en aquella escuela de santidad. La ventaja de Savio es que lo tenemos canonizado, lo cual garantiza que no se quedó a medias en el seguimiento de Cristo.

Una característica de cualquier santo es su capacidad de contagiar santidad. Don Bosco contagia a Domingo Savio. Este contagia a sus mejores amigos. Así fue cómo se formó un grupo selecto de entusiastas por la santidad, la conocida Compañía de la Inmaculada. 

 

La iniciativa de este muchacho de quince años ha prendido en el mundo salesiano. Sigue viva, aunque con modalidades nuevas. Ahora se le conoce como Movimiento Juvenil Salesiano. Millares de jóvenes de todo el mundo se organizan para crecer en santidad al estilo salesiano. 

 

La fórmula parece simple: frecuencia de los sacramentos, devoción a María, cumplimiento impecable de los deberes. Y estar siempre alegres. Es el lenguaje del siglo antepasado. Ahora utilizamos nuevos lenguajes para la misma propuesta de santidad juvenil.

 

En el tercer año de preparación al bicentenario del nacimiento de Don Bosco estamos invitados a centrarnos en su santidad. Un buen modo de entenderla es redescubrir al modelo de santidad juvenil propuesto por el mismo Don Bosco: Domingo Savio.

Heriberto Herrera

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