María, madre de la Iglesia

Si en el Calvario Jesús solamente hubiera querido dejar a su madre al cuidado del apóstol Juan, hubiera bastado con que dijera: “ Hijo, he ahí a tu madre “(Jn 19,27 ). Pero Jesús se dirigió también a María y le dijo : “ Mujer , he ahí a tu hijo “ (Jn 19,26). San Juan muestra con toda claridad que Jesús en sus últimos momentos quiso nombrar a la Virgen María como madre espiritual de la iglesia. El apóstol Juan junto a la cruz representaba a la iglesia. Ahora Jesús ya no iba a estar físicamente en la tierra: solo iba a quedar el “Jesús místico”, la iglesia. Jesús le encomendaba a su madre que hiciera de madre del Jesús místico, la iglesia, que quedaba ahora en el mundo.

En el Calvario, María recibe el título oficial de Madre de la iglesia: “Mujer, he ahí a tu hijo “. Del Calvario María va a descender como madre de la iglesia. Más tarde la vamos a encontrar, el día de Pentecostés, en el lugar destacado que la iglesia le da como madre. El libro de Hechos describe la iglesia de Jesús, el día de Pentecostés, en el Cenáculo. Allí están los apóstoles -la jerarquía-, los discípulos, la Madre de Jesús (Hch 1,14). Esta es la fotografía que exhibe la Biblia de la iglesia que Jesús fundó. Jesús quiso una madre espiritual para su iglesia.
El libro de Hechos describe la iglesia de Pentecostés con una breve frase: “Perseveraban unánimes en la oración con María la madre de Jesús“
(Hech 1,14 ). María es la madre que persevera en oración junto a los hijos que Jesús le encomendó junto a la cruz. El mismo libro de Hechos describe cómo la Iglesia de Pentecostés, después de recibir la fuerte efusión del Espíritu Santo, sale a predicar a las calles de Jerusalén. Todos salieron a dar testimonio. También la Virgen María, por supuesto. San Juan, al hablar de su testimonio personal, afirma que él cuenta lo que ha visto y oído (1Jn 1,1). La que mejor podía contar lo que había visto y oído acerca de Jesús era su madre. La gran evangelizadora de las primeras comunidades. La que les brindaba los detalles íntimos acerca de la vida de Jesús. La Virgen María fue madre y evangelizadora de las primeras comunidades cristianas.

El primer devoto de María
El apóstol Juan bajó del Calvario acompañado de su nueva madre espiritual, la virgen María. Literalmente, el texto griego dice: “Juan la recibió entre sus cosas propias “ (Jn 19,27). La traduccción más corriente dice :

“Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.” (Jn 19,27).Desde ese momento, María comenzó a ser para Juan el gran regalo que Jesús le había entregado antes de expirar. Juan comenzó a vivir bajo el mismo techo de la virgen María. Fue, por eso mismo, el primero que comenzó a observar cómo era la cristiana modelo: la que mejor había escuchado la Palabra de Dios y la que mejor la había practicado. No por nada Juan fue el gran teólogo entre los evangelistas. El gran predicador acerca del amor, en sus cartas. El gran visionario del libro del Apocalipsis. De aquí que, sin temor, se puede muy bien afirmar que san Juan fue el primer devoto de la virgen María. No pudo haber sido de otra manera. Imposible vivir bajo el mismo techo de la madre de Jesús y quedarse sin experimentar la santidad de la llena de gracia, de la bendita entre todas las mujeres.

Cuando la Biblia se refiere a los “hermanos de Jesús “, emplea un “hebraísmo”: los hebreos llamaban hermanos también a los parientes cercanos, a los primos hermanos. No tiene sentido que, si María tenía otros hijos, Jesús dejara a su madre a alguien que no era su hijo. Qué mala educadora hubiera sido la Virgen María que no había logrado que ninguno de sus “supuestos hijos” la acompañara en el momento trágico del Calvario! En cambio, tiene mucho sentido lo que sucedió: Jesús, al no tener hermanos carnales, le encomendó a su madre al único apóstol que se atrevió a acompañarlo.

Simplemente la madre
Después de setenta años de meditar en los varios acontecimientos de la vida de Jesús, san Juan, al escribir su Evangelio, no pudo dejar de mencionar los dos grandes acontecimientos marianos en que él había tomado parte activa: Caná y el Calvario. En Caná recordó a María como la madre auxiliadora de la comunidad que se encuentra en problemas. San Juan no pudo olvidar el valor de la intercesión de María ante su Hijo Jesús. Pero tampoco olvidó que, antes del milagro, la misma virgen María indicó a los sirvientes que debían hacer todo lo que Jesús les indicaba. María es la que continúa en la Iglesia auxiliando a sus hijos en sus múltiples necesidades. También ahora, como entonces, María es la madre exigente que nos repite :” Hagan lo que él les diga “.

En la última Cena, Jesús prometió a sus discípulos que no los iba a dejar huérfanos. Les prometió estar dentro de ellos por medio del Espíritu Santo. En el Calvario, Jesús proveyó para que su iglesia no se quedara sin una madre: le entregó a su madre santísima. Tanto en Caná, como en el Calvario, la Virgen aparece como la madre auxiliadora de la iglesia. La que permanece en el nuevo Cenáculo y persevera unánime en la oración con el Jesús místico, la iglesia de la cual Jesús la nombró madre auxiliadora.

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