Tenemos la responsabilidad de aprender y adoptar prácticas que reduzcan la generación de desperdicios y promover la eficiencia energética. El vertiginoso avance de la tecnología y las maravillas que nos brinda pueden eclipsar los impactos adversos que pueden tener en nuestro entorno. La verdad es que, aunque la tecnología moderna nos facilita la vida en muchos aspectos, el daño ambiental que ésta tecnología está infligiendo a nuestra casa común es preocupante.


Aún no existe una solución ecológica para la gestión del desperdicio electrónico. Cada año, millones de toneladas de dispositivos electrónicos son desechados: celulares, computadoras, impresores y electrodomésticos terminan en los vertederos. Se estima que hay un gasto de $62,500 millones cada año en basura electrónica.

Según un informe de la Plataforma sobre Desperdicios Electrónicos (Solving the E-Waste Problem, STEP), se estima que en 2021 se generaron alrededor de 53.6 millones de toneladas de desperdicios electrónicos a nivel mundial, sólo el 20% de esos desechos son reciclados. Según la ONU, de seguir así, podríamos acumular 120 millones de toneladas de chatarra electrónica para el 2050.

Este crecimiento exponencial del desperdicio electrónico no solo agota los recursos naturales, sino que también libera sustancias tóxicas en el suelo y el agua, afectando la salud de los ecosistemas.

 

La huella digital
Otro aspecto crítico es el consumo de energía asociado con la tecnología. Los centros de datos, que son la columna vertebral de la infraestructura digital, son notoriamente voraces en energía. Según un informe de Greenpeace, la industria de la tecnología fue responsable del 7% del consumo mundial de electricidad en 2020, y se proyecta un aumento en esta cifra.

La producción y el funcionamiento de dispositivos electrónicos contribuyen significativamente a las emisiones de gases de efecto invernadero. En un estudio publicado por la Universidad de McMaster, se estima que la fabricación de una sola computadora portátil emite aproximadamente 270 kg de dióxido de carbono, una cantidad considerable que alimenta el cambio climático que afecta a comunidades vulnerables en todo el mundo.

Con estos pocos datos podemos darnos cuenta que trabajar por una tecnología más sostenible es urgente. Ya el Papa nos hace un llamado en Laudato Si' para proteger nuestra casa común promoviendo la conciencia sobre el impacto de nuestros desechos. Tenemos la responsabilidad de aprender y adoptar prácticas que reduzcan la generación de desperdicios y promover la eficiencia energética.

 

Tecnología responsable

Te dejamos una serie de acciones que puedes comenzar a tomar en cuenta para aportar en algo a la ecología mundial:

  1. Reciclaje Responsable: Busca programas de reciclaje locales para tus dispositivos electrónicos. No sólo los tires a la basura.
  2. Alargar la Vida Útil: Actualiza y repara en lugar de reemplazar.
  3. Compra Consciente: Opta por productos electrónicos fabricados de manera sostenible y que sean fácilmente reparables.
  4. Eficiencia Energética: Configura tus dispositivos para que sean más eficientes energéticamente. Apaga o desconecta los dispositivos cuando no estén en uso. Con esto ayudas a reducir la huella de carbono.
  5. Uso Consciente de la Tecnología: Reflexiona sobre tus patrones de consumo tecnológico. Evita la descarga excesiva de archivos, utiliza servicios en la nube eficientemente y reduce la transmisión de datos innecesarios.
  6. Educación Ambiental: Aumenta tu conocimiento sobre los problemas ambientales asociados con la tecnología y comparte esa información con tu familia y amigos. Únete a campañas locales si es posible.

 

 

Los mayores problemas ecológicos en el uso de la tecnología. 

 

  1. Desperdicio Electrónico: La rápida obsolescencia de dispositivos electrónicos genera toneladas de desperdicios electrónicos que contienen materiales tóxicos y son difíciles de gestionar adecuadamente.
  2. Consumo de Recursos Naturales: La fabricación de dispositivos y componentes tecnológicos requiere la extracción de recursos naturales, como minerales y metales, agotando las reservas limitadas de la Tierra.
  3. Contaminación del Aire y Agua: La producción y eliminación de dispositivos electrónicos liberan sustancias químicas tóxicas en el aire y el agua, contribuyendo a la contaminación ambiental y afectando la salud de los ecosistemas.
  4. Elevado Consumo de Energía: Los centros de datos y la operación de dispositivos consumen grandes cantidades de energía, contribuyendo a la emisión de gases de efecto invernadero y exacerbando el cambio climático.
  5. Cambio Climático: La tecnología, a través de su consumo de energía y emisiones asociadas, contribuye al calentamiento global, afectando los patrones climáticos y generando consecuencias negativas para el medio ambiente y las comunidades.

 

 

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