DSC05463 Estar abiertos a la vida desde el amor y el respeto mutuo.

• Dedicar tiempo de calidad tanto al cónyuge como a cada uno de los hijos ajustándose a las necesidades que requiere cada persona. Con ello, además, dejaremos de abusar de los abuelos.

• Dedicar el tiempo exclusivo que precisa cada hijo porque cada uno de ellos tiene sus circunstancias y una personalidad irrepetible. Huir de las comparaciones entre hermanos.

• Ser consciente de que el tiempo dedicado al cónyuge y a los hijos se traduce en la estabilidad familiar y, con ello, en la de la sociedad en general.

• Similitud de apetencias, creencias y culturas.

• Ser conscientes de que el matrimonio es más que un enamoramiento o un deseo de tener hijos; es querer al otro para tener hijos, es compromiso adoptado de manera libre y fidelidad.

• Cuidar las relaciones con las familias políticas: los "no elegidos" con los que se debe tener una sana comunicación.

• Respetar los compromisos religiosos de cada uno.

• Capacidad para pedir perdón y rectificar.

• Que lo mío sea siempre lo nuestro.

• Cuidar el ambiente familiar, que no se encuentra, se construye.

• Recordar que el mejor regalo para un hijo es observar el amor entre sus padres.

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