P. Orlando Calero Sacerdote salesiano, nacido en Nicaragua el año 1922. Emitió sus votos religiosos hace sesenta años. Fue ordenado sacerdote el año 1954. Actualmente reside en Managua, Nicaragua.

 

¿Cuá es el origen de su vocación salesiana?

P. Calero: Siendo alumno del colegio La Salle, cuando era un niño, oí que mi profesor hablaba de Don Bosco con gran entusiasmo, que iba a ser canonizado como santo. Quise conocer a Don Bosco, entonces dejé el proyecto de ir a Venezuela al noviciado de La Salle. Pregunté dónde podía encontrar una persona que conociera a Don Bosco.

Ppadre1Si tuviera que imaginar una versión actualizada de Juan Bautista, escogería al P. Alonso Iraheta, solo que bondadoso. Su austero estilo de vida recuerda a los viejos profetas. Enfundado en su gastada sotana blanca, no se le logra descubrir el mínimo detalle de concesión al buen vestir.

Pero le sobra amabilidad. Una sonrisa casi angelical no lo abandona ni cuando duerme. Yo le aplicaría el verso que fray Luis De León dedica a Jesús: “Mil gracias derramando pasó por estos sotos con presura”. Aunque del P. Alonso no se puede hablar de “presura”, pues la calma lo invade constante. Sonrisa y calma: fórmula mágica para conquistar personas.

POrdenacion1Guatemala, Guatemala, 24 de julio.- En el Santuario del Sagrado Corazón de Jesús  (Don Bosco), a las nueve de la mañana, se celebró la ordenación sacerdotal del salesiano Francisco Javier Rodríguez, conocido popularmente como Panchito.

Una hora antes de la ceremonia, los alumnos del Colegio Don Bosco andaban atareados con las comisiones de orden y protocolo. Las cámaras de televisión estaban listas para transmitir el evento. Los monaguillos ultimaban los detalles de la celebración eucarística ante la mirada aprobadora de monseñor Oscar Julio Vian, salesiano, quien presidió la celebración.

Gracias al carisma personal de Panchito, el templo se abarrotó. Salesianos, cooperadores, catequistas, animadores, personas del oratorio asistieron al evento. A pesar de la gran capacidad del templo, muchas personas tuvieron que permanecer de pie.

BSCAMIr a donde nadie quiere ir

Frida Margarita Erazo Aguirre ha adquirido el acento chileno. Eso es explicable después de nueve años de trabajo misionero en ese país. Está de nuevo en El Salvador para una visita prolongada a sus padres, que se sienten orgullosos de la opción misionera de su hija.

 

Frida pertenece a la Sociedad de Misiones Extranjeras, creada por los obispos de Quebec, Canadá. ¿Porqué está en Chile? -Porque me mandaron-, contesta como si eso fuera lo más natural del mundo.

La experiencia de colegio está en las personas.

50 Años
de salesiano

Nací el 26 de noviembre de 1942. Hice mi primera profesión el 8 de diciembre de 1961. He trabajado en diversas obras, especialmente como consejero escolar.

Tal vez una de mis mejores experiencias como salesiano ha sido constatar que la disciplina no es una fórmula fría y estadística, sino acompañar y participar en la vida de los jóvenes.

He comprobado que la experiencia de colegio no está en las estructuras, sino con las personas. Los jóvenes recuerdan la convivencia muchos años después. Me sorprende comprobar que ellos recuerdan cosas que yo había olvidado, cosas que para ellos fueron importantes en su vida. Ellos quieren que esas vivencias permanezcan. Cuando me encuentran, comienzan con: ¿Se acuerda de mí?

50 Años
de salesiano

He sido inmensamente feliz como salesiano.Un 3 de mayo de 1961, fiesta de la Santa Cruz, el Señor me otorgó la gracia de profesar como salesiano y así asumir mi vida salesiana plenamente. En la sencillez de la capilla del Noviciado de Ayagualo (hoy desaparecida) pronuncié mis votos lleno de alegría.

Días antes en el Colegio Santa Cecilia (entonces casa Inspectorial), un sacerdote me dijo: “recuerda que la vida consagrada es una cruz, pero que se lleva con alegría”. 50 años después puedo dar testimonio de ello. Por gracia de Dios no me han faltado las cruces, pero han sido más las alegrías. He sido inmensamente feliz como salesiano y a  agradezco a Don Bosco haberme bendecido al contarme entre sus hijos.

No tengo palabras para agradecer a mi Madre Congregación por la formación recibida. Después de 33 años de Episcopado como salesiano externo considero ese tesoro como un regalo inmerecido que me ha capacitado para el servicio que me pidió la Madre Iglesia. Mi noviciado y filosofía antes del Concilio Vaticano II, el tirocinio durante el Concilio y la Teología en el post Concilio. Cuántos desafíos y luchas. Cuántos horizontes nuevos se abrieron, pero los cimientos quedaron e hicieron posible la edificación que aún continúa.

Desde chiquillo empecé a querer a Don Bosco.

50 Años
de salesiano

Al llegar a mis cincuenta años de vida religiosa y salesiana son muchos los sentimientos encontrados que me permiten hacer una mirada retrospectiva.

Mi vocación salesiana no la vi gracias a un rayo de luz que de pronto me iluminara y me diera a entender que debía hacerme salesiano. A los quince años no tenía una visión clara del camino. Fue más bien un proceso lento.

La comunidad salesiana del Hospicio “Don Bosco” de Panamá marcó mi vida: los sacerdotes Marino Morlín, José María Friso, Emeterio Serrano y los coadjutores Antonio Portillo, Rufino Cascante, Aldo Bencetti, Alberto Grande y Fernando Murillo. Era una comunidad alegre y sacrificada, entregada a su misión con los jóvenes internos.