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- Por P. Luis Corral, SDB /
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Es frecuente escuchar de boca de líderes políticos de muchas naciones, invocar el nombre de Dios. Lo harán con más o menos sinceridad o hipocresía, pero no les da vergüenza invocar a Dios en público. Por el contrario, en España hace muchos años que era políticamente incorrecto que un líder político pronunciara en público el nombre el Dios en un discurso. La llamada ‘ley del péndulo’, o sea la tendencia humana de ir de un extremo al otro sin nunca detenerse en el sabio punto medio, había logrado en aquella que una vez era la catoliquísima España, llegara a pensar que para ser ‘progresista’ había que ser ateo o agnóstico. Mencionar a Dios en público te convertía socialmente en un retrógrado.
- Por P. Heriberto Herrera, sdb /
- 1502
Jesús dice, “Yo soy la luz del mundo”; “Yo soy el pan de vida”; “Yo soy la puerta”; “Yo soy el buen pastor”, y otras. “Yo soy” es una frase que se deriva del nombre de Dios tal como se le revela a Moisés en el Éxodo 3:14.
- Por P. Luis Corral, SDB /
- 1287
En Jn 8,1-11 Jesús dice “Cuando hayan levantado al Hijo del hombre, entonces conocerán que ‘Yo Soy’. Recordemos que Yahveh significa precisamente ‘yo soy’. Es una forma indirecta de revelar su identidad divina. Esta frase está relacionada con el pasaje del libro de los Números 21,4-9 donde se narra que Moisés hizo una serpiente de bronce y la levantó en un palo; y si alguno era mordido y miraba a la serpiente de bronce, quedaba curado.
- Por P. Ángel Prado Mendoza, sdb. /
- 1605
No hay duda que la vida es una aventura en la nos toca vivir las más variadas experiencias, unas muy hermosas y otras que, por ser muy malas o feas, incluso decimos, que no se las deseamos ni a nuestro peor enemigo. Pero buenas o malas, lindas o feas, nos toca vivirlas.
- Por Douglas Pérez, sdb /
- 1499
Guatemala, noviembre 2020.- Todo ocurrió el domingo 1 de noviembre, día en que la Iglesia celebra solemnemente a todas aquellas personas que nos han precedido en el encuentro definitivo con Dios y que en la tierra fueron signos del amor del Padre, la comunión del Hijo y la acción de Espíritu Santo en la misión de vivir el aquello a que todo cristiano está llamado: la Santidad.
- Por P. Luis Corral, SDB /
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Los Evangelios relatan numerosos encuentros de Jesús con hombres y mujeres de su tiempo. Una característica de estos episodios es la fuerza transformadora que tienen ya que abren un auténtico proceso de conversión, comunión y solidaridad.