puerta-fe La puerta de la fe introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia. Esa puerta está siempre abierta para nosotros.

Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma.

Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida. Este empieza con el bautismo, con el que podemos llegar a Dios con el nombre de Padre. Se concluye con el paso de la muerte a la vida eterna, fruto de la resurrección del Señor Jesús. Con el don del Espíritu Santo, Jesús ha querido unir en su misma gloria a cuantos creen en él.

Profesar la fe en la Trinidad – Padre, Hijo y Espíritu Santo – equivale a creer en un solo Dios que es Amor: el Padre, que en la plenitud de los tiempos envió a su Hijo para nuestra salvación; Jesucristo, que en el misterio de su muerte y resurrección redimió al mundo; el Espíritu Santo, que guía a la Iglesia a través de los siglos en la espera del retorno glorioso del Señor.

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