pumaaLeí por ahí que Dios tiene su diseño de amor sobre cada uno de nosotros. También es una verdad que a cada uno de nosotros Dios nos ha llamado a la vida usando un molde diferente.

Si esto es así, intentaré describir qué molde usó Dios para llamarme a la vida consagrada.

El primer sacerdote salesiano que conocí fue el padre Bernardino Molina, hondureño, quien en 1953 era Director del Aspirantado Salesiano, que estaba entonces en el Barrio Don Bosco, en San José, Costa Rica. Le ayudaban dos salesianos jóvenes, Miguel Alvarado y Adrián Rivas, quienes serían ordenados sacerdotes posteriormente y que ya descansan en el Señor.  

perfilrossoniDe pequeño no quería ser ni salesiano ni sacerdote. Mi sueño era llegar a jugar en un equipo de fútbol de primera. Para evitar que el Señor me llamara, nunca quise ser monaguillo ni repetir, al momento de la elevación, la oración que la catequista nos hacía rezar: “Señor, envíanos muchos y santos sacerdotes”.
A una tía que me animaba a estudiar con los Salesianos para hacerme uno de ellos, le decía que por qué no se hacía ella monja ya que a los 40 años todavía no se había casado. Al final fui a parar al colegio salesiano que distaba unos cuatro km de mi casa. Allí empezó la aventura de mi vocación. En el noviciado aproveché la oportunidad de ir a las misiones y fui destinado a Centro América.