Bernabé Flores Salesiano Coadjutor Eran los años 50 y un grupo de salesianos se fue de vacaciones a un pintoresco paraje de Chalatenango, El Salvador. El lugar: Porta Celi, cerca de La Palma, paraíso verde de clima fresco y bosques de pinos.

Los inquietos salesianos contactaron pronto con los niños y jóvenes del lugar a quienes magnetizaron con pasatiempos y catequesis.
Concluído ese periodo de descanso montañés, un sacerdote se despidió de un niño rebosante de energía: - Hazte sacerdote o coadjutor.

Ese niño, Bernabé, captó al vuelo la propuesta y pensó para sí: - Si me la dice un padre, debe ser algo bueno.
Y así, pronto se encontró en el seminario menor en el Colegio San José, en Santa Ana. De allí pasó al seminario de Ayagualo. Finalmente, cuando se decidió por ser salesiano coadjutor, ingresó al Instituto Técnico Ricaldone, donde entonces se formaban los coadjutores.


El Hermano Bernabé pronunció sus votos religiosos el año 1960, hace cincuenta años.

Como buen futbolista que ha sido, intuyó que el espíritu de equipo no valía sólo para el deporte. Entendió que así debía trabajar en el campo salesiano, formando un equipo en el que todos son importantes.

El futbol le enseñó además que debía tener buen aguante, porque el tiempo de juego es largo. Lo mismo valdría para su vida de entrega a los jóvenes: Bernabé, el trabajador incansable y fuerte.

A los cincuenta años de vida salesiana confiesa con palabra limpia: - Mi recorrido de 50 años como salesiano ha sido de mi agrado; ha sido un regalo de Dios, un privilegio. Mi vocación ha sido plasmada por grandes figuras salesianas.

El Hermano Bernabé comenzó a trabajar como salesiano en el Instituto Técnico Ricaldone en las especialidades de carpintería y mecánica general. Fue también enseñante de esas artes en obras salesianas en Panamá, Costa Rica y Nicaragua.

Actualmente se dedica a centenares de niños y jóvenes que acuden al Polideportivo Don Bosco, situado en las afueras de la próspera ciudad de San Miguel, al oriente del país. Lugar caluroso y lleno de promesas para la misión salesiana.

Al Hermano Bernabé todavía le faltan por jugar muchos y largos partidos de animación pastoral entre sus numerosos amigos del oriente del país. – Ah, chís, si me lo dicen, debe ser algo bueno, dirá el Hermano Bernabé con aire burlón

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