¡Señor Dios nuestro, qué admirable es tu nombre en toda la tierra!En los días de confinamiento escuchábamos,en medio de tantas noticias negativas, algunas noticias que nos hacían respirar algo de esperanza e ilusión: la contaminación del aire ha descendido estrepitosamente, los paisajes gozan de la llegada de la primavera sin la agresión del ser humano,los animales invaden espacios que antes consideraban peligrosos para sus vidas... el planeta ha descansado. ¿Qué es el ser humano? –se pregunta un individuo en un salmo de la Biblia–. Podríamos hacernos esa pregunta en estos días en que hemos recuperado nuestros paseos por el campo y podemos ir al monte, tomar el sol en la playa, bañarnos en los ríos y correr por los jardines y bosques. ¿Qué somos? ¿Qué supone la presencia del ser humano en este planeta? ¿Un peligro? ¿Una amenaza? ¿O un cuidador prudente y respetuoso?

Cuanto más vacíos o desorientados nos sentimos, más ruido hacemos.Una simpática leyenda cuenta que, en lo alto de un monte, estaban un maestro y su discípulo. El maestro preguntó al discípulo: - ¿Qué oyes desde aquí?

Personas que, desde la oración y tocadas por el evangelio, viven de otra maneraAdmiro a las personas cuya vida interior refleja una profunda relación con Dios. Son personas que han hecho de la oración una costumbre y que su forma de estar y vivir en el mundo consiste en contemplar lo que les rodea con la mirada de Dios, en tomar decisiones desde el evangelio y en no alejarse de las situaciones cotidianas, porque es ahí donde se vive, se ríe, se llora, se ama, se peca, se trabaja y se reza.

Vida de Oración : Dedicar tiempo a un amigoPonerse en forma no es fácil. Lo sabemos. Dicen que enero es el mes en que más personas se apuntan a los gimnasios. También dicen que en febrero desaparecen muchos de los que en enero empezaron con muchas ganas. Pues lo mismo puede ocurrir con nuestra vida de oración. Nos gusta, sabemos que es bueno, la necesitamos. Deseamos pasar más tiempo de oración charlando de tú a tú con Jesús. Cuando vivimos esos momentos, los valoramos como un tesoro, como un oasis en medio del desierto. Sin embargo, nos cuesta muchísimo mantener esos momentos en nuestro día a día.

Vivir dentroEstoy convencido de que en la vida hay puertas que hay que abrir y atravesar tarde o temprano. Bien porque han permanecido siempre cerradas o bien porque las abrimos en un momento de nuestra vida y no hemos vuelto a pasar por ellas