Su principal campo de acción evangelizadora lo constituye la propia familia: educar hijos responsables, humana y cristianamente. La gente identifica comúnmente la palabra “salesiano” con sacerdote de una congregación religiosa fundada por Don Bosco para la educación cristiana de la juventud.

La realidad es que el término “salesiano” abarca un variado universo de grupos religiosos, tanto de hombres como de mujeres. Los menos son religiosos/ religiosas con votos y vida en común. El resto de los salesianos forman una pléyade de agrupaciones laicales identificadas con el carisma apostólico de Don Bosco y que viven su identidad salesiana en el mundo concreto de los demás laicos.

Esta pléyade de agrupaciones salesianas laicales tienen un lazo común: la espiritualidad que Don Bosco cultivó. Una espiritualidad no tanto devocional sino apostólica. Y con un campo específico: la juventud. Con la dulzura y bondad que distinguieron a Don Bosco, ellos y ellas tratan de influir en los jóvenes para ayudarlos a crecer en Cristo.

Actualmente existen 32 agrupaciones laicales salesianas en todos los países del mundo. Algunas de ellas, han formado congregaciones religiosas con sabor salesiano. Este mosaico de agrupaciones de laicos y laicas tienen un nombre común: Familia Salesiana. Y una identidad “genética”: el Sistema Preventivo de Don Bosco.

Su línea fuerte común es la bondad salesiana. Y su identidad común: ser levadura en la masa de la sociedad en que viven. Sin distintivos externos, con el tenor de vida de cualquier ciudadano del mundo, influyen en la transformación cristiana de su familia o barrio o ambiente de trabajo propio.

Su principal campo de acción evangelizadora lo constituye la propia familia: educar hijos responsables, humana y cristianamente. Luego viene el influjo discreto de valores cristianos en sus propios campos de trabajo o de vecindad.

Esta realidad apostólica salesiana casi oculta pero eficaz es idea de Don Bosco. Él supo rodearse de personas generosas que lo apoyaran en el movimiento apostólico entre los jóvenes pobres y alejados de la iglesia. Fue tan eficaz su acción pastoral que millares de jóvenes se transformaron en honrados ciudadanos y buenos cristianos.

 

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