Los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo El laico en la Iglesia y en la Familia Salesiana es y será siempre, cada vez más, ese cristiano comprometido que «santifica el mundo desde dentro».

Los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo. El alma, en efecto, se halla esparcida por todos los miembros del cuerpo; así también los cristianos se encuentran dispersos por todas las ciudades del mundo.

La Familia Salesiana de Don Bosco está llamada hoy a vivir en el mundo como fermento, colaborando, desde su condición creyente, a la edificación de un mundo mejor, allí donde estamos presentes, sea cual sea la nación,cultura y religión. Y la Iglesia ha dado un nombre a todo este amplio campo de acción: «el carácter secular de la vocación de los laicos».

A los laicos corresponde, por propia vocación, tratar de obtener el reino de Dios gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios. Viven en el siglo, es decir, en todos y cada uno de los deberes y ocupaciones del mundo, y en las condiciones ordinarias de la vida familiar y social, con las que su existencia está como entretejida.

Allí están llamados por Dios, para que, desempeñando su propia profesión guiados por el espíritu evangélico, contribuyan a la santificación del mundo como desde dentro, a modo de fermento. Y así hagan manifiesto a Cristo ante los demás, primordialmente mediante el testimonio de su vida, por la irradiación de la fe, la esperanza y la caridad.

Se trata de vivir como cristianos en un mundo que no será mejor sin la pequeña levadura que el cristianismo aporta al mundo creado por Dios. Es desde la humildad, pero también desde la convicción del valor de nuestra fe, en diálogo con las sociedades y las culturas diversas, desde donde podemos contribuir a mejorar la vida de las personas de nuestro entorno, renunciando a cualquier lógica de proselitismo o de imposición.

Y del mismo modo que la levadura en la masa pasa casi totalmente desapercibida, así mismo nuestra colaboración en la edificación de la Iglesia y en la construcción de una sociedad más humana, más justa y más conforme al querer de Dios, pide de nosotros que consideremos que es más importante hacer el bien, que el hecho de que se nos atribuya ese bien que se hace; lo más importante será siempre contribuir al bien de la sociedad y del mundo, incluso «sin derechos de autor», sin confundir la acción eficaz con el protagonismo, reconociendo también que el bien hecho por otros es válido, por lo menos, tanto como el nuestro.

Aportar a la Iglesia y al mundo el don del carisma laical que se vive en la Familia Salesiana es una respuesta vocacional que nos hace presentes como signos y testimonios, dialogando y ofreciendo el servicio humilde de lo que somos para el bien común.

Es desde y en la misma vida laical, que pasa en muchos casos por la vocación específica en la familia y la profesionalidad en el mundo, que los laicos, y en particular los laicos cristianos, los laicos de la familia de Don Bosco, están llamados a fundar, promover y sostener los valores evangélicos en la sociedad y en la historia, contribuyendo a la consagración del mundo, al establecimiento del reino de Dios en el aquí y ahora.

 

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Boletín Salesiano Don Bosco en Centroamérica
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