Paternidad Meta de la educación es la madurez humana y cristiana del joven. Nuestras obras educativas – oratorios y escuelas de cualquier orden y nivel – se arriesgan a veces a perder su horizonte específico.



La tradición salesiana ha puesto siempre el acento sobre ella, con la preocupación de diferenciar nuestra acción educativa de las que realizan otras agencias: el Estado, las escuelas privadas, los diversos centros educativos y de recreación. En concreto, cada salesiano es “padre” y así se manifiesta en la medida en que desea fervientemente el bien espiritual de los jóvenes – niños, adolescentes, jóvenes – y no se queda contento ayudándoles a crecer solo en cultura, deporte, valores humanos.

Una segunda característica del estilo educativo salesiano es la amabilidad, que ciertamente no ha de entenderse en sentido solo afectivo. San José se encargó de Jesús, lo custodió como a un tesoro precioso, hizo las veces de padre, le transmitió el patrimonio espiritual del pueblo, le enseñó cuanto era necesario para la vida adulta. Si pensamos en san Pablo, descubrimos que el apóstol no sólo anuncia el Evangelio, enseña y exhorta. Antes, el apóstol es un “padre” que se entrega con generosidad y desinterés. En el breve tratado sobre el Sistema Preventivo, Don Bosco se remite, precisamente, a san Pablo: “La práctica de este sistema se apoya enteramente en las palabras de san Pablo: “La caridad es benigna, paciente: todo lo espera, todo lo soporta” (cf. 1 Cor 13,4.7). Por eso, solo el cristiano puede aplicar con éxito el Sistema Preventivo.

En la Carta de Roma, Don Bosco se lamenta de que en el Oratorio ya no reinaba la confianza de antes entre los muchachos y sus educadores. A la pregunta: “Y mis jóvenes ¿no son suficientemente amados?, un antiguo alumno responde: “Falta lo mejor: que los jóvenes no sean solamente amados, sino que se den cuenta de que se les ama... Sin la familiaridad no se puede demostrar el afecto y sin esta demostración no puede haber confianza”.

La bondad de Don Bosco y la del salesiano están hechas de gestos concretos, simples, diarios, en los cuales los muchachos pueden reconocer la imagen de Jesús, “buen pastor, que conquista con la mansedumbre y la entrega de sí mismo”. El salesiano es padre, hermano y amigo, capaz de suscitar correspondencia de amistad.

Otros temas:

Compartir