- Por Zaida Navarrete /
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Estaba concentrada en la misa de domingo cuando una pequeña a mi lado comenzó a sentirse incómoda, seguramente aburrida. Su mamá sacó de su bolsa una tablet con una gran cantidad de juegos. La pequeña comenzó a distraerse. Mientras todos rezábamos, ella le ponía vestiditos a una Barbie.
En esta ocasión la tecnología salvó una situación que habría terminado en gritos de desesperación por irse del lugar.
- Por Zaida Navarrete /
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¿Las obras de misericordia deben realizarse también en la Web?
Sinceramente yo creo que si. Debemos tenerlas presentes en todas partes en las que estemos, pero ¿cómo podemos hacerlo?
- Por Zaida Navarrete /
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Daniela y Francisco se conocieron por medio de una página de chats públicos. Todo inició con una inocente conversación y pequeños datos para conocerse. Esas conversaciones triviales se hicieron profundas y cada uno esperaba ese momento para poder conectarse y hablar, aunque el vivir en países diferentes hacía imposible esa idea.
Con el tiempo la amistad se convirtió en amor y eso los hizo encontrarse. Francisco viajó desde un país de Sur América hasta Centro América para conocer a Daniela y ser aceptado por su familia, quienes se presentaban cautelosos ante la idea.
- Por Zaida Navarrete /
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Sentí alegría al leer la noticia publicada en el periódico El País sobre la modelo de 18 años Essena O’Neill quien reveló sus trucos de fotografía para aparentar un cuerpo perfecto en sus redes sociales.
Me alegró saber que alguien tuvo un toque de cordura, o un buen sentido del marketing, y se sinceró con sus 712 mil seguidores en Instagram. Aseguró además que dejará de usar esta red porque “las redes sociales no son la vida real.”
- Por Zaida Navarrete /
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- Mi amor, ¿quieres que vayamos juntos al Gym?
- ¿Estoy gorda, verdad? Buena forma de decirlo.
- Bueno, si no quieres, no.
- No, ya dijiste.
- Cálmate, solo fue una pregunta sin sentido.
- ¿Desde cuándo hablas sin sentido?
- Me estás diciendo que te ofendiste por una pregunta?
- Por Zaida Navarrete /
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“Estoy asustada y no sé qué hacer. Descubrí que mi hijo se corta los brazos y las piernas con una navaja de afeitar”.
Eso dijo mi amiga al teléfono. No podía sobreponerme a mi asombro. El hijo de mi amiga es un chico listo, tranquilo y muy estudioso.
Mi amiga se enteró con horror que su primogénito llevaba meses cortándose. Con una navaja de afeitar hacía pequeños cortes en sus muñecas y muslos. Dejaba que las heridas sangraran y luego las curaba y tapaba.