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directores2015 Ayagualo, El Salvador, 5-7 mayo 2015.- Como es costumbre, los directores de las 22 obras salesianas de Centro América celebraron su reunión anual convocada y presidida por el Inspector P. Alejandro Hernández.

En el acogedor centro salesiano de retiros Ayagualo, los directores dedicaron esos tres días a la convivencia fraterna, la oración en común y la reflexión sobre las tareas y retos que presenta el tiempo actual.

El encuentro se abrió con una esclarecedora conferencia a cargo del P. Félix Serrano sobre Don Bosco, y la importante tarea de traducir su genial intuición pedagógica y espiritual a la novedosa situación de este tiempo nuestro tan diferente al suyo.

Luego el Inspector y sus principales consejeros fueron pasando revista a las urgencias, retos, compromisos y tareas que demandan el servicio de los directores salesianos. La agenda estaba densa y apremiante: el servicio propio del director, la complejidad en la administración de los recursos económicos, el novedoso proyecto de acreditación de la escuela salesiana, la formación de los nuevos y no tan nuevos salesianos así como la formación de los laicos que colaboran en nuestras obras.

La tarde del segundo día estuvo dedicada a la convivencia fraterna. Una intensa celebración eucarística en la pequeña iglesia donde fue asesinado mons. Oscar Romero,  mártir de la fe, ayudó a los directores a palpar las estridencias sociales que, en mayor o menor grado, afectan a nuestras presencias salesianas en este pequeño espacio del mundo en que se desenvuelve la misión salesiana. Monseñor Elías Bolaños, obispo salesiano de Zacatecoluca, presidió la misa e ilustró la conmovedora figura de ese valiente testigo de la fe que pagó con su vida su opción por los pobres.

La comunidad del Instituto Técnico Ricaldone ofreció a los directores una cena familiar a la orilla de su bella piscina recientemente inaugurada.

El tercer día continuó la revisión de compromisos asumidos en años anteriores. Informaciones de todo tipo e intervenciones en aula de parte de los participantes marcaban las líneas de acción a impulsar en cada comunidad.

Después de cena comenzó el éxodo de los directores del país anfitrión. El resto madrugaría para dispersarse hacia el norte y el sur, llevando en la maleta y en el corazón el entusiasmo de traducir a Don Bosco en cada obra salesiana. 

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