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Salesianos de Costa Rica. Cartago, abril 2012.- El martes de Pascua, 10 de Abril, todos los salesianos de las cuatro obras de Costa Rica celebraron fraternalmente la Pascua en la casa y empresa de los Solano, cercana a la carretera que de Cartago lleva a Pérez Zeledón.

 

Selva Madre es el nombre comercial para distinguirla de Madre Selva en cuya región está ubicada la empresa. En las frescas y cristalinas aguas de la montaña tienen siete piscinas de criaderos de trucha que es el plato fuerte del restaurante junto al hotel de la familia.

Algunos jóvenes salesianos, y otros menos jóvenes de la tercera edad, se aventuraron por los senderos de la propiedad de la familia Solano hasta llegar a las cataratas y así tener más apetito para el delicioso almuerzo fraterno gustosamente ofrecido este año por la comunidad de Cartago.

Mientras los osados montañistas caminaban, y un joven médico incluso hizo de blanco pescadito bajo la catarata, los más sedentarios, y sedientos de coca cola, se quedaron en el restaurante e hicieron capítulo del patio, animado por el espíritu divino y dirigido por el Doctor Umaña que fue el pagano. Los ya ungidos capitulares decidieron no solamente los problemas a tratarse en dicha asamblea centroamericana, sino hasta las resoluciones que los superiores deben tomar… a corto plazo. Entre otras, la siguiente: que todos los salesianos de San José residan en el Colegio de El Zapote, pues el apostolado de misas de muertos del barrio San Bosco no es propio de la misión salesiana…

El repentino regreso de los andinistas clausuró prematuramente el improvisado capítulo y los hermanos Solano con la cocinera de Cartago sirvieron el delicioso almuerzo que fue un verdadero convivio fraterno como se acostumbra siempre en la Suiza Centroamericana.

La unión, fraternidad y colaboración entre las obras salesianas es un distintivo especial de Costa Rica. Parece que siempre lo ha sido. Al menos cuatro veces al año se reúnen todos los salesianos en una de las obras. Y dos veces al año, con todos los integrantes de la gran Familia Salesiana: varios centenares de laicos y religiosos que en su apostolado siguen el espíritu de Don Bosco.

Todo esto tal vez sea fruto del ambiente general que reina en el pueblo costarricense: una gran solidaridad, que en una nación tan católica debe llamarse más bien verdadera caridad cristiana. Si hay alguna familia pobre que está en apuros económicos, rápido llega algún vecino con el famoso “gallito” para que nadie pase hambre.

Si una cosa llama la atención al extranjero que por primera vez trabaja en Costa Rica es precisamente esto: un pueblo muy religioso, educado, democrático, respetuoso de la vida y de la propiedad ajena (privada) y a la vez muy solidario o caritativo. La fe cristiana ha marcado profundamente la personalidad del pueblo costarricense. No por nada los seminarios han estado siempre llenos de jóvenes vocaciones.

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