Foto: Gerd Altmann Las redes sociales pueden hacernos creer que todos tienen vidas mejores que la nuestra.



El impacto de las redes sociales en nuestras emociones es un tema polémico y que se estudia mucho hoy en día. Se ha estudiado que las redes forjan una suerte de adicción, incitando a su uso mediante recompensas subliminales. Se conoce como el “hit de dopamina” al efecto que producen sus notificaciones en el cerebro, semejante a lo que inducen las drogas en la mente del adicto.
Por otro lado, el uso de redes sociales puede incidir negativamente en nuestra autoestima, asociada a la competencia por la aprobación grupal. Las redes sociales exponen un mundo de popularidad, felicidad, intensidad o éxito que rara vez se corresponde con la vida real de sus usuarios.

El mensaje tácito es siempre de falta: todos tienen miles de amigos menos tú, todos tienen mucho éxito menos tú, todos son felices menos tú. El efecto paradójico de ello es deprimir al usuario e incitarlo a compensar esta sensación con una frenética actividad en línea, dedicándole a las redes sociales más vida que a su propia vida real, y reproduciendo por lo tanto el ciclo de tristeza.
Por otro lado, los algoritmos que rigen las redes sociales persiguen la mayor cantidad de interacciones posible, a partir de un análisis profundo de los datos introducidos por el propio usuario: cada vez que interactuamos con una entrada en redes sociales, estamos diciéndole al algoritmo que nos muestre más contenido semejante.

El efecto a la larga es de una cámara de eco, en la que sólo consumimos opiniones semejantes a la nuestra y nos reforzamos la idea de que quienes no están en nuestro anillo selecto son poco menos que idiotas. Es así que las redes sociales se han convertido en un lugar repleto de opiniones radicales y de mucho extremismo, en materia de política, religión y otros temas polémicos.
El consumo de las llamadas fake news o noticias falsas es también un ejemplo de este contenido tóxico, que contribuye sólo con desinformar, esparcir rumores o ideas delirantes, radicalizar la opinión que se tenga sobre un tema y, a la larga, empobrecer emocionalmente a los usuarios más vulnerables.

Fuente: https://concepto.de/riesgos-y-peligros-de-las-redes-sociales/#ixzz6c0ugSMi4

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