Amoris Laetitia Hasta el papa Francisco, los documentos oficiales del magisterio pontificio estaban redactados en un lenguaje tan preciso y teológicamente exacto que resultaban difíciles de leer a los no iniciados en las ciencias teológicas.

Ese lenguaje utilizado se justificaba por el afán de expresar los contenidos del magisterio de tal manera que no hubiera espacio para interpretaciones ambiguas o inexactas.

La dificultad resultante residía en que el gran público católico, no acostumbrado a la jerga de la filosofía y de la teología, se desanimaba a emprender la lectura de esos solemnes documentos. Entonces, había que esperar que los teólogos explicaran los contenidos en un lenguaje más accesible al común de los cristianos.

El papa Francisco ha roto con ese estilo impenetrable para el fiel común. Tanto cuando habla como cuando escribe, utiliza el lenguaje sencillo, comprensible y, hasta cierto punto, familiar y popular. A este papa sí lo entiende la gente sin necesidad de “traductores”.

El Boletín Salesiano quiere animar a la comunidad cristiana a sumergirse en el rico texto del reciente documento papal Amoris Laetitia, la Alegría del Amor. Solo el título en latín asusta, pues es un recurso técnico para identificar los documentos oficiales vaticanos. Adentrarse en el amplio texto es una delicia.

Otra novedad de los textos del papa Francisco es su interés en acentuar la dimensión positiva del asunto tratado, en este caso el matrimonio y la familia. Llega en algunas páginas casi al nivel de la poesía. Resalta la riqueza de ambas realidades humanas en vez de dramatizar sus problemas, aunque no los escabulle.

¿Cómo presentar este extenso documento en nuestra revista? ¿Elaborando un resumen del mismo? Eso sería empobrecer la enorme riqueza distribuida en cada página. ¿Y para qué comentarlo, si su lectura está al alcance del cristiano común? Entonces, hemos preferido ofrecer extractos como perlas que despierten el apetito del lector y acudan al texto original y lo recorran pacientemente de principio a fin. No se arrepentirán si se animan a ese esfuerzo saludable.

Más valioso y productivo sería leer el documento en grupo y dejar espacio para la reflexión colectiva. Una lectura compartida y reflexionada por todos aporta mayor profundidad y mejor asimilación.

Desde hace unos años, la congregación salesiana está descubriendo que es imposible educar a los jóvenes si se prescinde de sus familias. Pues bien, aquí tenemos un recurso de primera calidad a incorporar en nuestro proyecto educativo salesiano.

Buen provecho.

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