Es una invitación a asumir este sueño como regalo de Dios para cada uno y para toda la Familia Salesiana de América. Intencionalidad

El sueño de los 9 años, escrito por el mismo Don Bosco después de casi 50 años, es un texto cargado de significatividad. En los originales se percibe un enorme esfuerzo de redacción, manifestado en innumerables cambios, tachaduras y agregados. Quería transmitir a sus lectores del futuro (los hijos de la Familia Salesiana) los rasgos más genuinos y relevantes de su carisma, a fin de garantizar una interpretación auténtica y una actualización creativa y fiel.

Semejante tarea redaccional hace que este escrito, más allá de lo que dice, se vea cargado de la intencionalidad del redactor, lo que lo convierte en una “pieza clave” para articular el armonioso diseño de su carisma en favor de los jónes más pobres.

Más allá de la autenticidad o no del sueño nocturno, la narrativa, si bien mantiene vigentes elementos oníricos que le permiten proyectar en “imágenes” mucho más de lo que pueda decir con palabras, encierra riquísimas vetas de intuiciones, criterios y consignas espirituales – pedagógicas, que lo transforman en un “icono carismático”, inspirador en toda época y lugar donde se desempeñe la misión salesiana.

Nos hace soñar

El Rector Mayor, Cardenal Ángel Fernández Artime, ha señalado en el Aguinaldo de este año, sugerentes pistas para la actualización de este sueño. No es sólo una porfiada idea atinente a su rol, o el deseo de motivarnos para enriquecer nuestra vocación, sino que pone en evidencia algo muy esencial: ¡el sueño fue escrito para ser actualizado! Captar este deseo de Don Bosco... es sintonizar con su sueño...

De sólo su lectura, encontramos una variedad de palabras simples y sencillas que no pue
den pasar desapercibidas para un lector salesianamente sensible, porque cada una de ellas es “generadora” de una energía que reaviva, con su luz, la magia del carisma en nuestros corazones: “sueño”, “casa”, “patio”, “multitud”, “niños”, “reír”, “jugar”, “blasfemia”, “al frente”, “golpes”, “mansedumbre”, “caridad”, “ganar”, “amigos”, “enseñar, “fealdad”, “belleza”, “obediencia”, “ciencia”, “maestra”, “disciplina”, “sabio”, “hijo”, “tu madre”, “nombre”, “Mi Madre”, “acercarse”, “mano”, “mira”, “animales”, “corderos, “campo”, “hazte”, “humilde”, “fuerte”, “robusto”, “fiesta”, “llorar”, “comprender”, “a su tiempo”, “todo”....

Cada una de ellas lleva consigo una invitación a renovarnos en la Salesianidad.

Consignas de vida

Ni qué hablar de una lista bien larga de argumentos y “principios”, a los que podríamos llamar también “pautas innegociables”, que pueden transformarse claramente en criterios de inspiración para la actualización del sueño... Podemos realizar con ellas, un ejercicio de “resonancia comunitaria”, detectando lo que significan en sí mismas, lo que evocan vivencialmente en cada uno, y lo que movilizan para un cambio de fidelidad al carisma y a los jóvenes de hoy:

  • “Me llamó por mi nombre”.
  • “Me ordenó ponerme al frente de aquellos niños”.
  • “No con golpes”.
  • “Deberás ganar a estos tus amigos”.
  • “Con la caridad – mansedumbre”.
  • “Ponte entonces inmediatamente”.
  • “A enseñarles la belleza de la virtud y la fealdad del pecado”.
  • “Deberás hacerlas posibles con la obediencia y con la ciencia”.
  • “Yo te daré la maestra bajo cuya disciplina puedes llegar a ser sabio”.
  • “Yo soy el hijo de aquella a quien tu madre te enseñó a saludar tres veces al día”.
  • “Mi nombre pregúntaselo a Mi Madre”.
  • “Me hizo señas de que me acercara a Ella”.
  • “Me tomó con bondad de la mano”.
  • “Me dijo: mira”.
  • “He aquí tu campo, he aquí donde debes trabajar”.
  • “Hazte humilde, fuerte y robusto”.
  • “Lo que ves que les sucede a estos animales, tú deberás hacerlo con mis hijos”.
  • “Dirigí entonces mi mirada y en vez de animales feroces, habían aparecido otros tantos mansos corderos”.
  • “Todos saltando corrían alrededor balando como para hacer fiesta a aquel hombre y a aquella señora”.
  • “Ella me puso la mano sobre la cabeza”.
  • “A su tiempo lo comprenderás todo”.

Un sueño repleto de esperanza

Es una invitación a asumir este sueño como regalo de Dios para cada uno y para toda la Familia Salesiana de América. Hagámoslo nuestra “almohada” sobre la que hacer madurar nuestras ideas, proyectos y sueños personales y comunitarios, para seguir dando, hoy, los frutos generadores de vida en los jóvenes que Don Bosco soñó...

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