Perfil-2 Nací en el seno de una familia católica. En la primaria me hice amigo de un niño protestante, quien me invitó a su iglesia. Desde los 12 a los 27 años perseveré en la iglesia protestante. 

A los 28 años contraje matrimonio con mi esposa, de familia  católica. Al poco tiempo  se presentaron los  desacuerdos. Afortunadamente tuve la vivencia de un cursillo de cristiandad, que me hizo conciencia de mi raíz cristiana católica, involucrándome de inmediato a la catequesis escolar. Mi párroco en ese tiempo fue el padre  Heriberto Herrera, a quien le debo el haber conocido el carisma salesiano y la pedagogía de Don Bosco.

La experiencia salesiana como cooperador le dio un giro de 180 grados a mi  actividad docente.  Nació en mí un interés grande por los niños y jóvenes.  En ese tiempo era catedrático en un instituto militar, donde se aplicaba la pedagogía de la represión y el castigo. Sustituí el reporte militar  por el dialogo y la orientación para llegar al corazón del alumno. Aplicar la pedagogía del amor era ir contracorriente.

En el 2004 fui nombrado director de un establecimiento de educación secundaria del Estado,  un ambiente de cada quien por su lado, de cumplir horarios  y contenidos.  Con  la ayuda de la  orientadora  implementamos talleres para los alumnos y   padres de familia. Utilizamos la página “Educar como Don Bosco” del Boletín Salesiano. Los jóvenes tenían necesidades y demandas de orientación, de escucha, pero sobre todo de cariño.

En el colegio donde actualmente laboro, desde que se fundó, hace 23 años, conjuntamente con el personal promovemos una enseñanza con valores: que se respeten y que se quieran. Como hay alumnos de diversos credos, se les inculca la responsabilidad con sus deberes, que se respeten y que se comporten como verdaderos hijos de Dios. La pedagogía de Don Bosco me ha hecho un director de patio, no de oficina.

Me entusiasma la catequesis del sacramento de la Confirmación. Es un espacio donde se presenta el gran amor de Dios para cada uno de sus hijos. Que se alejen del mal buscando siempre el bien y sobre todo que lleguen a ser honrados ciudadanos y buenos cristianos.

Don Bosco me ha cautivado. Ha cambiado mi forma de ser maestro. Trato de compartir esa experiencia con mis compañeros maestros y en la formación  de  las novicias de las Hermanas de la Resurrección.  Me impulsa a ser un buen esposo, un buen padre y buen maestro, pero sobre todo un buen cristiano. Con la guía de María Auxiliadora, como madre y maestra,  todo es posible. 

Cruz Alberto Pérez Oxom,
Salesiano Cooperador, guatemalteco,  59 años, casado, cuatro hijos.

Compartir