Estar dispuesto a escuchar El primer servicio que se debe al prójimo es el de escucharle. Como el amor de Dios comienza con la escucha de su Palabra, así el comienzo del amor al hermano está en aprender a escucharle. Y es por amor que Dios no sólo nos da su Palabra, sino que también tiende su oreja. Del mismo modo es obra de Dios si somos capaces de escuchar al hermano.

Los cristianos, y especialmente los predicadores, piensan a menudo tener que “dar algo “ Muchas personas están buscando un oído que esté listo para escucharlas, pero no lo encuentran entre los cristianos, creen con frecuencia deben “ofrecer” siempre alguna otra cosa cuando están hablando con él; y lo consideran como su única tarea. Olvidan que escuchar puede ser un servicio mucho más importante que hablar.

Muchos hombres buscan un oído que esté dispuesto a escucharlos, pero no lo encuentran entre los cristianos porque estos hablan incluso cuando deberían escuchar.... El que no sabe escuchar mucho y con paciencia hablará sin tocar realmente al otro y, finalmente, no se dará ni siquiera cuenta.

El que cree que su tiempo es demasiado valioso para perderlo en la escucha del prójimo no tendrá realmente tiempo para Dios y para su hermano, sino siempre y solo para sí mismo, para sus propias palabras y para sus planes.
Dietrich Bonhoeffer 1938

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