Jovenes que piden ayuda para seguir creciendo

Las obras de nuestra Familia Salesiana están llenas de miles y miles de jóvenes buenos, abiertos a la vida, con el deseo de formarse, de aprender, jóvenes en búsqueda. Muchos de ellos, con un gran corazón generoso, que desean servir a los demás, hacer algo por los otros, ayudar, donarse.

Jóvenes que nos piden ayuda para seguir creciendo y madurando su fe. Otros que no lo piden, pero que tienen una gran necesidad de encuentro personal y de escucha. Son muchos los que estarían bien dispuestos a hacer un camino personal y comunitario de discernimiento y acompañamiento.

¿Qué esperamos? ¿Por qué no decidirnos a estar mucho más disponibles para acompañar a todos nuestros jóvenes en lo más importante de sus vidas? ¿Qué nos frena? ¿Por qué “ocuparnos” o “entretenernos” en otras cosas si esta es una verdadera prioridad educativa y de evangelización?

Daremos pasos mucho más significativos el día en que nos convenzamos totalmente de que más importante que lo que hacemos es lo que somos y quiénes somos; más importante que ofrecer cosas y actividades a los adolescentes y jóvenes, y a sus familias, es ofrecerles nuestra presencia, escucha y diálogo. Eso sí deja ‘huellas de vida’ para siempre. Y esto con los jóvenes y con las familias.

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