El bautismo. Llevar el Evangelio a los jóvenes es el núcleo de la misión salesiana: No sólo los sacerdotes, los misioneros y los religiosos y religiosas,

sino también todos los miembros seglares de la Familia Salesiana, movidos por el amor que el Señor, y por ser bautizados, estamos llamados a ser evangelizadores.

'Por ser bautizados' significa que los bautizados tenemos el derecho y la obligación de evangelizar. Pero debemos recordar que es también 'por ser bautizados' que Cristo llega efectivamente a los seres humanos.

Según Rm 6,5 por ser bautizados "nos hemos hecho una sola cosa con Él". Si se trata de entregar a los jóvenes un Cristo vivo, no basta con anunciarles el amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, sino que hay que hacer efectivo este anuncio bautizándolos. Si ya están bautizados hay que hacerles tomar conciencia de que ya son partícipes de la vida divina.

Hay que bautizar al que no está bautizado, después de una debida preparación. Y, en el caso de los ya bautizados, hay que hacerles tomar conciencia de lo que sucedió en ellos en el momento del bautismo; que tomen conciencia de todas las implicaciones que el bautismo aporta a sus vidas.

Recordemos lo que pasó cuando el día de Pentecostés, Pedro pronunció el primer anuncio (Hch 2, 37-38): "Al oír el discurso, dijeron con el corazón compungido a Pedro y a los demás apóstoles: "¿Qué hemos de hacer, hermanos?" Pedro les contestó: "Conviértanse y que cada uno de ustedes se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de sus pecados; y recibirán el don del Espíritu Santo".

En el número 288 el 'Documento de Aparecida' dice así: "La iniciación cristiana, propiamente hablando, se refiere al primer anuncio de los misterios de la fe, sea en la forma de catecumenado bautismal para los no bautizados, sea en la forma de catecumenado pos-bautismal para los bautizados no suficientemente catequizados. Este catecumenado está íntimamente unido a los sacramentos de iniciación: bautismo, confirmación y eucaristía."

La palabra 'catecumenado' significa camino de preparación para el bautismo.

El Catecismo de la Iglesia Católica, en su número 1231 afirma: "El bautismo de niños exige un catecumenado pos-bautismal".

El número 289 de los Documentos de Aparecida dice: "Es necesario desarrollar un proceso de iniciación en la vida cristiana que comience por el kerigma y conduzca a un encuentro personal cada vez mayor con Jesucristo". Y un poco más adelante (n. 294), dice: "Proponemos que este método de iniciación cristiana sea asumido en todo el Continente como la manera ordinaria e indispensable de introducir en la vida cristiana".

Los Obispos están pidiendo que todos aquellos que no han hecho el catecumenado antes de bautizarse (que son la mayoría entre nosotros), deben hacer el camino catecumenal después de bautizarse. Dichas catequesis deben estar basadas en el RICA (Ritual de Iniciación Cristiana de Adultos).

Solemos presuponer que nuestros jóvenes ya han recibido una adecuada iniciación cristiana cuando en realidad necesitan un itinerario de catequesis que les haga comprender la novedad que aporta a la vida del ser humano el sacramento del Bautismo: no sólo el perdón del pecado y la recepción del Espíritu Santo (Hch 2,37-38), sino también un nuevo nacimiento (Jn 3,1-7), la unión a la muerte y resurrección de Cristo (Rm 6,3-7), el hacernos hijos de Dios como Jesucristo (Gá 3,26), la participación en la naturaleza divina (2P 1,4), etc. Todo lo cual constituye un profundo cambio en la naturaleza de la persona.

Los jóvenes deben ser conscientes de que la 'vida nueva' que Cristo Resucitado ha inaugurado, llega a nosotros precisamente con el bautismo.

Estas catequesis sobre el bautismo hoy no suelen darse. Por eso es una necesidad imperiosa que cada uno profundice, de alguna manera, el significado profundo del sacramento del Bautismo.

Una anécdota nos ayuda a comprender el cambio que opera el bautismo: En el siglo III, Cipriano de Cartago, escribió a su amigo Donato: "El mundo en el que vivimos es malo, Donato. Pero en medio de este mundo he descubierto a un grupo de personas santas y serenas. Son personas que han encontrado una felicidad que es mil veces más alegre que todos los placeres de nuestras vidas de pecadores. Estas personas son despreciadas y perseguidas, pero eso no les importa. Son cristianos, Donato, y yo soy uno de ellos".

Esto tiene implicaciones también en la pastoral vocacional. Muchos jóvenes no tienen clara conciencia de lo que significa ser cristiano. Si desconocemos la novedad de vida que el Bautismo aporta a nuestras vidas y no vemos mucha diferencia entre estar o no estar bautizado, ¿en qué fundamentaremos nuestro seguimiento de Cristo en la vida religiosa? Y ¿cómo sentiremos el impulso misionero?

Señor, aumenta en nosotros los dones de tu gracia, para que comprendamos mejor:

-La excelencia del bautismo que nos ha purificado,

-la grandeza del Espíritu que nos ha reengendrado,

-y el precio de la sangre que nos ha redimido.

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