Cada nacimiento es un milagro. El primer hijo de Eva:

                  “Adán se unió a Eva, su mujer; ella concibió, dio a luz a Caín y dijo: -He obtenido un varón con la ayuda del Señor” (Gn 4,1).

                  Los hijos de Abraham (El pueblo judío).

                  "Abrán contestó: 'Señor Dios, ¿qué me vas a dar si soy estéril?... No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará'. Pero el Señor le dirigió esta palabra: 'No te heredará ese, sino que uno salido de tus entrañas será tu heredero'" (Gn 15,2-4). "El Señor visitó a Sara, como había dicho. El Señor cumplió con Sara lo que le había prometido. Sara concibió y dio a Abrahán un hijo en su vejez, en el plazo que Dios le había anunciado. Abrahán llamó Isaac al hijo que le había nacido" (Gn 21,1-3).

                  Sansón:

                  "El ángel del Señor se apareció a la mujer y le dijo: -'Eres estéril y no has tenido hijos. Pero concebirás y darás a luz un hijo; ten cuidado de no beber vino ni licor, ni comer nada impuro, porque concebirás y darás a luz un hijo. No pasará la navaja por su cabeza, porque el niño estará consagrado a Dios desde antes de nacer. Él empezará a salvar a Israel de los filisteos'. La mujer de Manoj dio a luz un hijo y le puso de nombre Sansón. El niño creció y el Señor lo bendijo" (Jueces 13,3-6.24).

                  Samuel:

                  "En aquellos días, cuando Ana hubo destetado a Samuel, subió con él al templo del Señor, de Siló, llevando un novillo de tres años, una fanega de harina y un odre de vino. El niño era aún muy pequeño. Cuando mataron el novillo, Ana presentó el niño a Elí, diciendo: -'Señor, por tu vida, yo soy la mujer que estuvo aquí junto a ti, rezando al Señor. Este niño es lo que yo pedía; el Señor me ha concedido mi petición. Por eso se lo cedo al Señor de por vida, para que sea suyo.' Después se postraron ante el Señor" (1Sm 1,24-28).

                  Los niños mártires:

                  "En extremo admirable y digna de recuerdo fue la madre, quien, viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un día, lo soportó con entereza, esperado en el Señor. Con noble actitud, uniendo un temple viril a la ternura femenina, fue animando a cada uno y les decía en su lengua patria: 'Yo no sé cómo aparecisteis en mi seno: yo no os regalé el alimento ni la vida, ni organicé los elementos de vuestro organismo. Fue el Creador del universo, quien modela la raza humana y determina el origen de todo. Él, por su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley'" (2Mac 7,20-23).

                  La concepción de Juan Bautista.

                  "Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible" (Lc 1,36-37).

                  La encarnación del Hijo de Dios.              

"María dijo al ángel: '¿Cómo será eso, pues no conozco varón?' El ángel le contestó: 'El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios' (Lc 1,34-35).

A mí, a ti, y a todos, se aplica el siguiente versículo bíblico:

"Yo te formé en el seno materno" (Sal 139,13).

 

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