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P. Francisco Manzoni. Nació en Italia en 1913. A los 20 años quiso ser salesiano, pero la guerra contra Abisinia lo obligó a prestar servicio militar en Córcega. De nuevo intentó ser salesiano, y otra guerra, la segunda mundial, lo llevó de nuevo a las armas.

Fue hasta el 1945 que su sueño de ser salesiano pudo realizarse. Con 32 años de edad y duras experiencias militares se enroló esta vez en el aspirantado salesiano de Ivrea. Soñaba con ser misionero en India.

Ni Madrás ni Calcuta estaban en los planes de Dios. En 1948 fue destinado a Centro América. Aquí realiza todo el proceso formativo, desde el noviciado hasta la ordenación sacerdotal. Toda su vida sacerdotal la desarrolló en la Parroquia María Auxiliadora, de San Salvador. El P. Ambrosio Rossi, constructor de la bella iglesia parroquial, lo quiso junto a sí como encargado de los obreros.

Decir “encargado de los obreros” parece tarea fácil. No era el caso del P. Francisco Manzoni. En realidad, él era un obrero más. Con su sotana de trabajo medio recogida llevaba carretillas de mezcla, subía andamios, caminaba con desenvoltura por las alturas de la cúpula en construcción, donde cualquiera hubiera palidecido por el vértigo. Hombre de escasas palabras y mucha acción, se imponía con su tenacidad a prueba de resistencia.

El P. Manzoni es recordado en San Salvador como el pintoresco sacerdote que recorría a diario la ciudad en motoneta Vespa, con su infaltable sotana negra y un pañuelo blanco a la cabeza. Iba a distribuir la comunión a los enfermos. Y a llevar obsequios a los bienhechores. Obsequios que eran palmeritas cultivadas con esmero por él mismo en su vivero, sacrosanto lugar al que nadie podía entrar.

Los achaques de la edad lo obligaron a desistir de la motoneta y de escalar la cúpula. Pero su postura erguida continuó por muchos años más. Transcurrió los últimos años de su vida postrado en cama. Su organismo de acero se resistía a sucumbir. El P. Manzoni enfrentó el declive doloroso de su vida con la dignidad y reciedumbre de un hombre hecho y derecho.

El P. Manzoni profesó como salesiano el 31 enero de 1950. Fue ordenado sacerdote el 30 de octubre de 1955. Murió el 4 de mayo de 2012 y está sepultado en la cripta de la Iglesia María Auxiliadora, su iglesia que ayudó a construir con el sudor de su frente, literalmente hablando.

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