Costa Rica, San José, julio 2011.-  Treinta y cuatro años después de haber partido a la Casa del Señor los devotos de Sor María Romero se reunieron el siete de julio, para recordar y rezar por la primera beata centroamericana que subió a los altares.

Las actividades iniciaron a las siete  de la mañana en la Casa de la Virgen con una misa para los peregrinos, seguida de otra exclusiva para los enfermos. A las once le correspondió a Monseñor Angel Sancasimiro presidir la Santa Eucaristía y recordó sus primeros años en Costa Rica cuando a fines de los 60 conoció a Sor María Romero.

Desde entonces desarrolló una amistad duradera con la beata que incluso, lo hicieron retirarse por unas horas de los ejercicios espirituales a los que asistía para celebrar la santa Misa.

Monseñor San Casimiro recordó a la salesiana como una mujer solidaria que supo trabajar por los más necesitados  y que con una gran fé, esfuerzo y confianza en la Providencia organizó consultorios médicos para los pobres, así como cursos de formación profesional y el programa para familias sin techo.

Durante todo el día centenares de seguidores  de la primera beata centroamericana, desfilaron por la Casa de la Virgen para comprar estampitas, rosarios o degustar de la deliciosa cómida que vendieron sus colaboradoras en esta obra social que continúa creciendo en el Barrio San Bosco.

Sor María Romero nació en 1902 en Granada, Nicaragua. El 6 de enero de 1923, realizó su profesión religiosa. En   1931 es trasladada a Costa Rica país donde realiza una gran labor de apoyo a los más necesitados. Falleció en su patria natal el 7 de julio de 1977 a los 75 años de edad.

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