- Por Pascual Chávez Villanueva /
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Me conocen en todo el mundo como un santo que ha sembrado a manos llenas mucha felicidad. Así, como ha escrito alguno que me conocía muy bien, he hecho de la alegría cristiana el undécimo mandamiento. La experiencia me ha convencido que no es posible un trabajo educativo sin este maravillosa motivación, este estupendo camino que es la alegría.
Te estoy hablando de la felicidad verdadera, aquella que nace del corazón de quien se deja guiar por el Señor. La risa estruendosa, el ruido inoportuno son cosas de un momento; la alegría del cual te hablo viene de dentro, y permanece porque viene de Jesús, cuando es acogido sin reservas. Siempre acostumbraba afirmar “Estén alegres, pero que su alegría esté lejos del pecado”. Y para que mis muchachos estuvieran plenamente convencidos agregaba. “Si quieren que su vida sea alegre y tranquila, deben estar en gracia de Dios, porque el corazón del joven que está en pecado es como el mar en continua agitación”. Les recordaba siempre que la “alegría nace de la paz del corazón”. Insistía: “Yo no quiero otra cosa de los jóvenes sino que sean buenos y que estén siempre alegres”.
- Por José Miguel Núñez /
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Cuenta el mismo Don Bosco, en las Memorias del Oratorio, en los inicios de su proyecto con los jóvenes de Turín en 1842:
“Dedicaba enteramente los días festivos a estar con los muchachos: durante la semana, los visitaba en pleno trabajo, en talleres y fábricas. Esta iniciativa constituía un gran consuelo para los chicos, al encontrar un amigo que se ocupara de ellos… Los sábados me desplazaba a las cárceles con los bolsillos llenos de tabaco, fruta o panecillos para granjearme el afecto de los jóvenes que tenían la desgracia de estar encarcelados; para asistirlos, ganarme su amistad…”.
Las palabras de Don Bosco nos estimulan y comprometen. ¡Ocuparnos de los jóvenes! Parece de Perogrullo el afirmar que los salesianos y la familia salesiana nos ocupamos de los jóvenes. Pero en la reflexión de Don Bosco hay elementos que nos deben hacer pensar.
- Por Arthur J. Lenti /
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Opción vocacional definitiva de Don Bosco
Don Bosco había sido contratado por la marquesa Barolo como capellán del Pequeño Hospital de Santa Filomena, que atendía a muchachitas discapacitadas. Cuando todavía estaba en construcción, la marquesa accedió a que el Oratorio podía usar los “locales del capellán” para sus reuniones. Pero era inevitable que, al acercarse la terminación de la construcción del hospital, el Oratorio debiera encontrar otro lugar para reunirse.
- Por Arthur Lenti /
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La Sociedad de la Alegría era un grupo de chicos jóvenes, en su mayoría. Su fundación debe situarse en 1833.
¿Cómo se formó esta Sociedad? Don Bosco dice que se puso en contacto con los chicos de Morialdo (I Becchi, donde también la introdujo). En Chieri, sin embargo, Juan se encontraba en un ambiente social nuevo y diferente, en el que entró con miedo y ganas. Quiere tener amigos y hacerse popular, pero no a cualquier costo. Y “quien ha nacido entre bosques sabe cómo arreglárselas”, como él mismo dice. Reconoce que sus colegas estudiantes son “buenos, indiferentes o malos” y aprende cómo tratarlos. Rechaza sugerencias para llevarlo al teatro, a jugar una partida, a nadar y a robar. Ya había superado insinuaciones semejantes en Castelnuovo.
- Por Arthur Lenti /
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Juan Bosco empezó a acudir a la escuela primaria de Castelnuovo en diciembre de 1830. El motivo de tan tardía asistencia fue que don Calosso murió el 21 de noviembre las clases habrían empezado el 3 de noviembre, después del día de Todos los santos, pero Juan estuvo enfermo durante algún tiempo después de la muerte de su benefactor.
- Por Arthur J. Lenti /
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¿Cómo afectó al desarrollo psicológico de Juan la pérdida del padre en su niñez? La ausencia de un padre en la niñez y adolescencia se considera un serio obstáculo en el desarrollo psicológico del niño. La pérdida en Juan se vio agravada por la situación en que se encontró la familia presidida por Margarita. La madre tuvo que entregarse a largas jornadas de trabajo en el campo, lejos de la casa para poner la comida en la mesa de una familia, que incluía la suegra enferma. Tuvo que luchar durante dos años con la sequía y la hambruna y, después, con más días de pobreza y dificultades, sin mencionar todos los otros problemas y presiones. La abuela Margarita Zucca vigilaba a los chicos, pero una abuela no puede sustituir a una madre.
- Por BSCAM /
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Don Bosco vivió en un ambiente poco favorable y en algunos aspectos contrario al desarrollo de las vocaciones eclesiásticas.
El mismo Don Bosco escribía recordando aquellos tiempos: “Un espíritu de vértigo se levantó contra las órdenes religiosas, y las Congregaciones eclesiásticas; después, en general, contra el clero y todas las autoridades de la Iglesia. Este grito de furor y de desprecio por la religión llevaba consigo la consecuencia de alejar a la juventud de la moralidad, de la piedad; y por tanto de la vocación al estado eclesiástico. Por eso no había ninguna vocación religiosa y casi ninguna para el estado eclesiástico. Mientras las instituciones religiosas se iban poco a poco desintegrando, los sacerdotes eran vilipendiados, algunos metidos en la cárcel y otros en arresto domiciliario; ¿cómo iba a ser posible, humanamente hablando, cultivar el espíritu de vocación?”.