P. Mario Madrid, P. Rafael Umaña y P. José Antonio Loucel P. Mario Enrique Madrid Castillo, P. Rafael Umaña Sánchez y P. José Antonio Loucel Monterroza

P. Mario Enrique Madrid Castillo
Panameño de corazón, tiene el gen de la alegría y del dinamismo. Su sonrisa contagiosa le ha valido conquistar un millón de amigos. El destino lo ha llevado a sembrar optimismo en los seis países de Centro América.
Su vida salesiana ha transcurrido casi toda en colegios, como animador y coordinador de estudios y disciplina, cargos que van naturalmente a personajes serios e imponentes. Cómo ha logrado el p. Mario combinar su carácter extrovertido con ese oficio adusto sólo Dios lo sabrá. Pero lo ha logrado magistralmente.
Salesiano ejemplar, donde quiera que va deja tras de sí un rastro de bondad y alegría tonificantes. Su buen humor es contagioso así como su capacidad de convertirse en el centro de cualquier grupo, grande o pequeño. Es la mejor traducción del dicho atribuido a Domingo Savio: “Aquí hacemos consistir la santidad en estar siempre alegres.
Este año el P. Mario celebra cincuenta años de vida sacerdotal salesiana. Ojalá que sus próximos cincuenta años sean también reflejo de esa vida exuberante.

P. Rafael Umaña Sánchez
El P. Rafael Umaña nació en Costa Rica. Vivió su proceso formativo como salesiano y aspirante al sacerdocio en El Salvador y Guatemala. Fue ordenado el año 1971 en Guatemala. Actualmente celebra sus cincuenta años de ministerio presbiteral.
Ha desempeñado su servicio como educador y sacerdote en varias obras salesianas en los seis países de Centro América.
Su personalidad sencilla, amigable y tranquila se traduce en numerosos amigos. Querido por todos, su presencia entre los salesianos es ocasión de regocijo y simpatía.
Sus grandes pasiones: fan del equipo Saprissa de Costa Rica e incorregible jugador de dominó.

P. José Antonio Loucel Monterroza
La Parroquia María Auxiliadora, donde reside el P. Antonio Loucel desde hace trece años, celebró en la liturgia dominical el medio siglo de su sacerdocio. Como es costumbre en esta parroquia salesiana, el esplendor de la liturgia realzó esa significativa fecha. Los feligreses, que ya se han encariñado con el festejado, le expresaron su aprecio y agradecimiento por su dedicación pastoral. Las limitaciones de su edad no le impiden dedicar generosas horas al sacramento de la reconciliación, sobre todo, a lo largo de cada domingo.

El padre Antonio Loucel, salvadoreño, de ochenta años de edad, ha tenido una larga trayectoria en el campo educativo en colegios salesianos de Nicaragua, Costa Rica y Honduras, habiendo sabido conjugar la disciplina y el orden con la simpatía cordial típicamente salesiana.

Actualmente se encuentra en la Parroquia María Auxiliadora, donde recibe cuidados médicos. Esto le ofrece la oportunidad para ejercer una atención delicada y fraterna a los salesianos mayores que aquí se alojan por razones de quebrantos de salud. Sus hermanos de comunidad también se ven beneficiados de su presencia atenta y servicial.


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