Don Bosco escritor histórico, narrador “modelo”. Un sueño. ¿Sueño, visión, narración pedagógica…? Juanito personaje en la trama. Edad y circunstancias del niño del sueño. Reacciones de Juanito ante los compañeros. Rasgos de su temperamento. Objeciones que presenta al personaje y que revelan sus carencias.
Un sueño. Por aquella edad tuve un sueño… en el sueño me pareció estar junto a casa, en un patio muy espacioso. (…) Me lancé inmediatamente en medio de ellos utilizando gritos y puñetazos para hacerlos callar. Confundido y espantado, respondí que yo era un niño pobre, ignorante, incapaz de hablarles de religión a aquellos jovencitos. En aquel momento, siempre en el sueño, me eché a llorar, y le pedí a él que hablara de modo que pudiese comprender, porque yo no sabía qué cosa se quería significar.
En el texto su figura aparece presente de tres maneras diferentes: 1. Como escritor: es la persona histórica que vivió la experiencia, que la recuerda y la escribe. 2. Como personaje que forma parte de la trama: es el Juanito de 9 a 10 años. 3. Como “escritor modelo” (o “implícito”): que va dejando huellas para que el lector descubra en qué sentido quiere que se interprete su historia.
Lo titula Un sueño. Así es como él siempre lo llamó. De hecho, sucede durante una noche, mientras duerme. Pero detectamos en el mismo relato muchas otras “balizas” que iluminan el camino para descubrirlo como “algo más que un simple sueño”: porque le quedó profundamente grabado en la mente… para toda la vida…; porque, aunque hubiera querido, nunca me fue posible quitarme aquel sueño de la mente. …; porque lo ubica en las Memoria del Oratorio (MO) como una puerta de ingreso y una clave de lectura: las cosas que expondré a continuación le darán a esto algún significado… y porque en la visita al Papa Pío IX en 1858, él me hizo contarle minuciosamente todas las cosas que tuvieran, aunque sea sólo alguna apariencia de sobrenatural. Entonces conté por primera vez el sueño que tuve a la edad de entre los nueve y diez años.
Por aquella edad: de esta manera inicia la narración del sueño. Y se refiere a la página anterior de las MO donde había dicho: entre tanto yo había llegado a los 9 años de edad, mi madre deseaba mandarme a la escuela… Es en los comienzos de los estudios elementales, en la escuela de Capriglio, cuando Juanito tiene el sueño, sobre el cual se desconoce la fecha.
Es de notar, que ubica el sueño junto a su casa: la casita de I’Becchi, donde dormía en el mismo cuarto con sus dos hermanos: Antonio y José. En un patio muy espacioso. Imágenes muy significativas para el carisma que inicia con este sueño. Para los salesianos “la casa” y “el patio” (siempre muy grande) son dimensiones imprescindibles de toda obra, y criterio permanente de discernimiento y renovación. Es fascinante constatar que todo el sueño se desenvuelve en el patio, que en el mismo sueño y en el carisma, se transforma en mucho más que un lugar o un espacio… ¡salesianamente hablando es toda una espiritualidad!, una pedagogía, un proyecto vocacional salesiano: ser patio en el vínculo educativo.
La reacción de Juanito ante las blasfemias expone su temperamento impulsivo. No duda, no piensa, se lanza inmediatamente en medio de ellos utilizando gritos y puñetazos para hacerlos callar. El “padre de la amorevolezza” no nació manso y dulce, sino colérico. A don Bosco le llevará toda la vida encausar y formar esa energía vital que lo hacía vehemente, apasionado…
A lo largo del sueño, Juanito se muestra como un niño que no alcanza a comprender lo que se le dice o se le pide. Se define como un niño (pequeño), pobre (la pobreza en esta edad era un estigma), ignorante (apenas había comenzado la escuela primaria) e incapaz (sobre todo para enseñar la catequesis. Había sido iniciado en la vida cristiana por su mamá analfabeta: Margarita).
Me eché a llorar. El llanto de Juanito es indicador de un momento de “quiebre”. No entiende, se siente incapaz, considera cerrados todos los caminos… La impotencia, la falta de entendimiento, ¿la desesperanza? son en él obstáculos, que no le dejan ver, ni confiar...