Realidades no sabemos... Una amiga que hace mucho no veía  me sorprendió con una confesión: su vida era un desastre. Estaba sufriendo maltrato físico y emocional por su esposo, además estaba luchando con diversas dificultades con sus hijos.

 

Mi sorpresa no pudo ser mayor pues, aunque no la veo seguido, me mantenían al tanto de ella con  sus fotografías y comentarios en Facebook. Cada día fotos familiares muy hermosas, todos sonriendo. A estas las acompañaban comentarios muy agradecidos por la bendición de esa familia y su esposo tan bueno.

 

Ante el asombro no me contuve el preguntar ¿por qué tu Facebook dice otra cosa? y ella solo respondió: No sé. Todos son tan felices que no podía ser la única con problemas. Hay que cuidar el qué dirán.

 

Mi amiga me dio permiso de compartir su historia y eso me hizo pensar en cuántas amigos, conocidos y contactos estarán en situaciones similares "cuidando el qué dirán", tomando fotos asombrosas, contando a los demás sobre viajes, estudios, relaciones, familias y vidas perfectas ¿para qué?

 

La Universidad Humboldt de Berlín confirmó que Facebook nos hace envidiosos por el constante bombardeo de acontecimientos asombrosos de nuestros contactos que hace parecer que nosotros somos menos afortunados. La Universidad de Michigan se metió en el tema y dijo que Facebook nos deprimía por estas mismas razones.

 

Facebook, cómo otras redes sociales,  tiene en sus manos el producto más exitoso del mundo, el ego. Subir una fotografía no es solo para ubicar mi perfil, sino para recibir halagos y likes. Facebook permite que seamos observados y evaluados y en algunos casos si los halagos y likes no resultan lo esperado la persona tiende a pensar que algo "malo" está pasando.

 

Otros casos viven evaluando la conducta de los otros juzgando de tonto, vanidoso o presumido a ese contacto que tiene por costumbre subir selfies de todo cuanto hace, y el resultado es el mismo: un sentimiento negativo por la vida del otro.

 

"Bien haríamos en considerar los perfiles de Facebook como algo parecido a las fotos retocadas de las portadas de las revistas femeninas. Usted nunca tendrá esas piernas, porque nadie tiene esos muslos. Usted nunca será tan feliz como sus amigos de Facebook, porque nadie puede ser tan feliz" dijo Alex Jordan psicólogo de la Universidad de Stanford (USA) en su estudio llamado "La miseria tiene más compañía de lo que la gente cree".

 

El problema no es el Facebook. Este sólo es un escaparate para exhibir lo que el usuario desee, por ello él es el responsable de lo que sucede en su red social.  

 

Nuestros frágiles sentimientos se ven manipulados por la gran masa informativa y permitimos que el sentimiento nos invada.  Me temo, que los jóvenes están más propensos a esto en el pleno desarrollo de su personalidad. La necesidad de exponernos es cada vez mayor, muchas veces cayendo en el ridículo o yendo más haya de nuestra propia dignidad en el afan de ser fantásticos y tener mejores vidas que los demás.

 

Facebook es un sitio en Internet que se ha convertido en un fenómenos social de estudio y nosotros le dimos ese poder. Una red social no define quienes somos. Estos son sitios colaborativos para compartir información importante para la sociedad, contactar viejos amigos, estrechar relaciones separadas por la distancia, denunciar, apoyar causas, mantenernos informados y un largo etc. Deberíamos evaluar constantemente el uso que les estamos dando a nuestros perfiles.

 

Es un mal hábito dar un valor superlativo a la felicidad o suerte de otros. Jordan en su estudio cita una frase de Montesquieu que bien le queda a esta era digital: "Si sólo quisiéramos ser felices sería fácil; pero queremos ser más felices que los demás, y eso es dificilísimo, porque siempre les imaginamos mucho más felices de lo que son en realidad". 

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