Practicar la solidaridad, implica comprender el dolor de quienes, por algún motivo, están en desventaja en este momento en particular. A nivel mundial se viven tiempos verdaderamente difíciles, a El Salvador le tocó vivir el doble. Y es que, como si no fuera suficiente todo lo que está pasando por la crisis del Covid-19, lo que implica un alto riesgo de contagio masivo, los hospitales no están dando abasto para atender a todas las personas que lo requieren, priorizando su atención a aquellos casos más graves; ahora se le sumó la tormenta tropical Amanda, la que en menos de 24 horas de su ingreso, puso en alerta roja al país, dejando mucho daño por inundaciones en diferentes lugares, siendo mayormente afectadas la zona occidental y la central.


Lo bueno que se puede apreciar ante situaciones tan complejas como la vivida en El Salvador, es que en estas crisis las personas sacan lo mejor de ellas, evidenciando su capacidad de ser solidarios. Así ha podido observarse cómo han sido los mismos vecinos quienes, únicamente con su buena voluntad y disposición, se arriesgaban para sacar a las familias que habían quedado atrapadas en sus viviendas por las inundaciones. También se observó policías, soldados, rescatistas y personal de las alcaldías, luchando por un objetivo común: ayudar a quienes lo necesitaban.


Y es que la solidaridad se trata precisamente de esto, significa hacer lo que está en nuestras manos para ayudar a quienes lo necesitan, al hacerlo, nos convertimos en individuos que conforman un mismo grupo y tienen los mismos intereses, lo que nos permite sumar energías y alcanzar metas que nunca habríamos conseguido individualmente, como el caso de los que sumaron esfuerzos para rescatar a las personas que estaban atrapadas. La solidaridad está muy ligada con otros valores como el altruismo y el compañerismo; a grandes rasgos, se basa en ayudar y servir a los demás.


Esto es precisamente lo que nuestra sociedad necesita,  es tiempo de aumentar los niveles de solidaridad y, aunque hemos visto personas recogiendo alimentos, ropa, colchonetas, involucrándose para aliviar el dolor ajeno, y que son ejemplos solidaridad; aún se necesita más. Nuestra gente lo necesita, ahora es cuando se necesitan más personas sumándose a la práctica de este valor.


Practicar la solidaridad, implica comprender el dolor de quienes, por algún motivo, están en desventaja en este momento en particular, por lo tanto, se deben buscar medios para aliviar ese dolor, pero no debemos perder de vista que quizás en algún momento de la vida, nosotros también podríamos estar en desventaja, por lo tanto, brindar esta ayuda no nos hace superiores, solo nos hace personas responsables comprometidas con el bien común.


¿Cómo podemos ser solidarios estos días de crisis?


1• Poniéndose a disposición de los demás. Cuando hay crisis, hay muchas necesidades y siempre es bienvenido cualquier tipo de apoyo que personas altruistas estén dispuestas a brindar.
2• Compartiendo lo que tenemos, no importa que sea poco y si no disponemos de bienes materiales para compartir, compartamos nuestros dones y nuestro tiempo con quienes se encuentran en situaciones vulnerables.
3• Apoyando a quien lo necesite. Ante la crisis, muchas personas van a necesitar apoyo, si está en nuestras manos ayudar, hagámoslo sin importar a quienes estamos ayudando.
4• No olvidemos que los animales también sienten y sufren. También debemos ser solidarios con el dolor y sufrimiento de ellos. Las mascotas como perros y gatos, deben recibir gestos solidarios de apoyo.
5• Poniéndose en el lugar del otro. No hay mejor manera de entender al otro, que poniéndose en su lugar. ¿Y si fuera su casa la que quedó inundada, cómo se sentiría?
6• Tratemos a los demás como iguales. No somos superiores por ayudar, veamos a los demás como al hermano que ahora necesita ayuda, pero que, en algún momento, podría estar ayudándome a mí.
7• Tomemos tiempo para escuchar a los demás, así sabremos qué es lo que verdaderamente necesitan.

Cuando surgen crisis como las que vivimos actualmente, las personas también tienen la opción de no hacer nada, pero lo cierto es que, como seres humanos, es difícil no verse conmovido por lo que están pasando nuestros hermanos y, la práctica de la solidaridad, es evidencia que como sociedad no estamos tan mal, significa que vamos por buen camino porque no se ha perdido el amor al prójimo, tan necesario para el bienestar común.


Por Ada Guardado
Psicóloga del Centro de Atención Integral a la Familia – CAIF – de FUSALMO

 

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