Hígado Graso. Imagen disponible en línea. Carmen B, una mujer de 46 años, visitó al médico porque sentía molestias estomacales después de comer:  cansancio y malestar general. “Terminando de comer sentía que el estómago se me inflaba y pesado, como que hubiese comido una cantidad exagerada”, relata Carmen.

El diagnostico que le dio el especialista es que padecía de hígado graso.  El hígado graso es un trastorno que se desarrolla por la elevada cantidad de grasa en el hígado, esta grasa se llama triglicéridos, que sí los hay en cantidad exagerada puede llegar a causar daño irreversible. El hígado graso se da en estadios, cuando hay presencia de grasa, pero no causa inflamación en el hígado, se le llama hígado graso simple. Cuando ya se ve alterado el tamaño del órgano se da esteatohepatitis, esta ocasiona un mal funcionamiento del hígado afectando gravemente todo el organismo, hasta convertirse en cirrosis.
Generalmente, se da el hígado graso por mala absorción de las grasas en el organismo, esta grasa que se acumula en el hígado. Esta enfermedad en la primera etapa, no es de alto riesgo, con medicamentos orales y un cambio en la dieta diaria puede mejorar.
Algunas personas piensan que pueden padecer del hígado solo aquellos que consumen alcohol, sin bien es cierto que son blanco fácil, no excluye a las personas que no ingieren bebidas alcohólicas. Hay personas que jamás han tomado una gota de alcohol y tienen hígado graso y es que algunos estudios han comprobado que esta afección es hereditaria de padres a hijos. El Colegio Americano de Gastroenterología de Estados Unidos asegura que el 20 por ciento de la población adulta en ese país padece de hígado graso. También, sostiene que la obesidad es un factor común para sufrir esta afección. Asimismo, se ha descubierto que las personas que padecen de diabetes, altos niveles de colesterol y triglicéridos tienen más probabilidades de padecer de hígado graso.

Cambio de dieta
Los especialistas recalcan que para combatir el hígado graso es indispensable una cambio en la alimentación, lo que se pretende es encontrar un equilibrio entre las proteínas, grasas y azúcares que se ingieren cotidianamente. Recomiendan que la ingesta de frituras y alimentos grasosos deben ser consumidos solamente dos veces por semana y en raciones moderas. Este cambio en el menú debe ir acompañado de actividad física y una rutina de ejercicios cardiovasculares.
Algunos de los alimentos que se indican para combatir la afección son el huevo, té verde que evita la acumulación de grasa en el hígado; el vinagre de manzana, lecitina de soya, limón, avena, maíz, semillas de calabaza, pistachos y vitaminas B1, B6 y B12.
Los médicos sostienen que si el paciente cumple con estas medidas el hígado recobrará la cantidad de grasa que necesita para funcionar apropiadamente.

Debido a que el hígado graso se da, principalmente, por los hábitos y costumbres en el comer y beber, este padecimiento sí se puede prevenir, cómo, pues cambiando el estilo de vida, diciendo no a los atracos de comida grasosa y al consumo de alcohol.

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